En un giro inesperado, Liam Neeson, el icónico héroe del cine de acción, se despide del género con una película que no solo explora la violencia y el suspenso, sino también la redención y la melancolía. En «Implacable», dirigida por Hans Petter Moland, Neeson encarna a Thug, un exboxeador convertido en gánster que busca recuperar el amor de su familia en un entorno marcado por la corrupción y el crimen
La carrera de Liam Neeson ha sido larga y diversa. Desde su nominación al Oscar por «La lista de Schindler» hasta su consolidación como estrella del cine de acción con películas como «Taken» en 2008, Neeson ha demostrado ser versátil tanto en dramas épico-históricos como en thrillers llenos de adrenalina. Sin embargo, a sus 72 años y tras más de cinco décadas en el mundo artístico, decide retirarse del género para explorar otros horizontes creativos.
«Implacable», cuyo título original es «Absolution», nos presenta a Thug como un personaje complejo que intenta hacer justicia mientras enfrenta los errores del pasado. Con una enfermedad degenerativa que le roba recuerdos (Encefalopatía Traumática Crónica), Thug se ve obligado a actuar rápidamente para redimirse ante su hija Daisy (Frankie Shaw) y su nieto Dre. Pero las cosas complican cuando descubre una siniestra red de tráfico humano dentro de la organización criminal para la que trabaja.
Aunque no reinventa el género del thriller accionero tradicionalmente asociado con Neeson, «Implacable» ofrece algo nuevo: una historia llena de tensión emocional donde las escenas violentas coexisten con momentos introspectivos sobre arrepentimiento y amor perdido. La dirección trepidante combinada con actuaciones sólidas —incluyendo Ron Perlman como Charlie Conner— convierte esta película en un viaje hacia lo más profundo del alma humana.
Con este filme finaliza simbólicamente una era para Liam Neeson dentro del cine accionero; sin embargo, promete seguir sorprendiendo al público explorando nuevos roles dramáticos o cómicos después este año.