La historia del certamen Miss Venezuela ha estado marcada por escándalos y controversias, especialmente desde que se revelaron los oscuros vínculos entre la organización y figuras de la mafia venezolana. Patricia Poleo, periodista de investigación, ha sido una voz clave en destapar estas conexiones, señalando cómo el «enchufe» —un término que se refiere a las conexiones corruptas en el país— ha influido en el concurso.
Desde la reestructuración de Miss Venezuela en 2018, tras el escándalo de prosenismo que involucró a Osmel Sousa, exdirector del certamen, se esperaba un cambio positivo. Sin embargo, Poleo ha denunciado que la nueva directiva no ha logrado erradicar la corrupción que permea el certamen. En su programa, ha expuesto cómo el «enchufe» se ha infiltrado nuevamente en Miss Venezuela, utilizando el concurso como una fachada para actividades ilícitas relacionadas con lavado de dinero y corrupción.
Uno de los personajes más oscuros que ha salido a la luz es Johnny Naser, un prestamista vinculado a una red de compra de efectivo en Venezuela. Según Poleo, Naser es conocido por ofrecer tasas exorbitantes por efectivo en un país donde la economía está devastada. Este individuo no solo maneja grandes sumas de dinero, sino que también tiene conexiones con militares y políticos que le permiten operar con impunidad.
Naser ha sido acusado de blanquear dinero mediante la compra y venta de oro, lo que contribuye a la crisis económica en Venezuela. Sus actividades incluyen vuelos frecuentes a Panamá para transportar oro y regresar con dólares, lo que resalta cómo su influencia se extiende más allá de las fronteras venezolanas.
La corrupción en Venezuela no es un fenómeno nuevo; sin embargo, Poleo argumenta que el caso de Naser ejemplifica cómo los criminales pueden prosperar mientras el pueblo sufre. A pesar de las operaciones gubernamentales para combatir estas mafias, muchos siguen operando bajo el radar. Esto plantea serias preguntas sobre la efectividad del gobierno venezolano para abordar estos problemas y proteger a su población.
Poleo enfatiza que es crucial que tanto los venezolanos como las autoridades estadounidenses estén al tanto de estos individuos que han robado al país y ahora intentan ocultar sus riquezas en el extranjero. La periodista llama a la acción para que se realicen investigaciones exhaustivas sobre estos personajes y sus redes.
La situación en el sur de Venezuela, especialmente en el contexto del oro, está profundamente relacionada con figuras como Delsy Rodríguez. Este personaje ha sido vinculado a la mafia liderada por Johnny Naser. Según Patricia Poleo, estos individuos no solo buscan enriquecerse, sino que también utilizan a sus hijos como instrumentos para infiltrarse en la industria del entretenimiento, convirtiéndolos en cantantes o influencers.
Un caso notable es el de Luis, quien hizo que su hijo se comprometiera a ser cantante, pero ahora enfrenta una tragedia personal debido a una sobredosis de drogas. Este tipo de situaciones, alimentadas por dinero proveniente de actividades ilícitas, son comunes en un entorno donde la corrupción y el lavado de dinero son la norma.
Los Naser, incluyendo a Samir y Daniel, son ejemplos de personas que han pasado de no tener recursos a convertirse en millonarios de la noche a la mañana gracias a sus negocios en el sur de Venezuela. Además del oro, también están involucrados en el comercio ilegal de petróleo. Se han convertido en competidores directos del propio país al vender petróleo y quedarse con las ganancias.
Recientemente, han adquirido tierras agrícolas en Portuguesa, específicamente en el municipio de Turén. En un giro sorprendente, han montado una empresa que ha desembolsado más de 30 millones de dólares para comprar una flota de tractores y ya poseen 15.000 hectáreas, con planes de adquirir aún más.
Otro miembro relevante es Jaer Naser, quien también está blanqueando dinero en Portuguesa. Su hermano Samir recibió recientemente 10 tractores valorados en casi un millón de dólares cada uno. Esta cantidad es inusual incluso para estándares estadounidenses, lo que pone de manifiesto la magnitud del capital que manejan.
La conexión entre esta mafia y Miss Venezuela se hace evidente con la figura de Stephanie Abasali, quien representa al estado Anzoátegui pero es sobrina de los Naser. Ella es candidata a Miss Mundo Venezuela y está siendo financiada por esta mafia para asegurar su victoria. Se estima que han invertido alrededor de 80.000 dólares para que un individuo llamado Moncho Ramírez, un antiguo asociado del proxeneta Osmel Souza, la corone como reina.
Stephanie ha intentado ingresar al certamen varias veces sin éxito. Sin embargo, tras cambiar su representación a Anzoátegui y con el apoyo financiero de los Naser, parece que finalmente tiene una oportunidad real. Moncho Ramírez ha sido visto constantemente al lado de Stephanie durante los ensayos y eventos previos al concurso.
La madre de Stephanie, Janette Naser, juega un papel crucial al manejar los fondos necesarios para estas operaciones y también financia a Moncho Ramírez. Esto le permite a Stephanie disfrutar de privilegios especiales como una maquillista exclusiva y transporte privado durante los ensayos.
A pesar de su riqueza mal habida, Stephanie no cumple con los requisitos necesarios para representar a Venezuela en competencias internacionales. Carece de una obra social significativa o una historia personal que la respalde como candidata digna. Sin embargo, se está fabricando una narrativa alrededor de ella para presentarla como una competidora legítima.
Este escándalo pone en evidencia cómo el lavado de dinero y la corrupción están infiltrando incluso los espacios más emblemáticos del país, como lo es Miss Venezuela. Las autoridades deben estar atentas a estas conexiones corruptas que amenazan no solo al certamen sino también a la imagen del país en el ámbito internacional.