Después de dos años en el estudio, Mata Rica lanza Caracha Reggae, un álbum audaz que redefine la música venezolana. En esta producción, la banda revitaliza temas emblemáticos de la música llanera, como el clásico “No Me Corra Cantinero,” reinterpretado junto al icónico Vitico Castillo, demostrando cómo el folklore puede vibrar en sintonía con el reggae y el ska, en un proyecto que va más allá de un mash-up.
Producido por Raniero Palm y Pablo Gobernatory, Caracha Reggae rinde homenaje a figuras como Reynaldo Armas, Simón Díaz y Cristóbal Jiménez, respetando la esencia de cada canción mientras la envuelve en una energía renovada.
Este álbum no solo une a las generaciones a través de temas de amor, desamor y luchas sociales, sino que también ofrece un recordatorio de la riqueza cultural de Venezuela para quienes están dentro y fuera del país.
Con éxitos como «Si Te Vas,» «Bella,» y «1, 2, 3,» Mata Rica lleva más de dos décadas fusionando reggae, ska, electrónica y música urbana, compartiendo escenario con artistas como Maná, Aterciopelados y Café Tacuba.
“No Me Corra Cantinero”: Una parranda llanera al ritmo del reggae
La fusión de la icónica canción de Vitico Castillo, “No Me Corra Cantinero,” en versión reggae, es un himno a la parranda y a la nostalgia que capturan los momentos de desahogo en una barra, al estilo único de Mata Rica.
Esta reinterpretación no sólo rinde homenaje al maestro del folklore, sino que también invita a redescubrir los sentimientos de melancolía y desamor que caracterizan a la música llanera, con una perspectiva fresca y contagiosa.
Con el videoclip de “No Me Corra Cantinero,” Mata Rica y Vitico Castillo invitan a los espectadores a vivir una experiencia inmersiva, donde la barra de un bar se convierte en escenario de celebración y desahogo.
Allí, al ritmo de las notas jamaiquinas, los personajes cantan y brindan, recordándonos que la parranda es tan esencial en nuestra identidad como el amor por la música y la amistad.
Mata Rica no solo se reafirma como embajador de la música venezolana, sino que desafía los límites entre los géneros, uniéndolos en un lazo cultural donde el llano se encuentra con la playa y donde el folklore venezolano cobra vida en cada acorde de reggae.
Además, la placa es un recordatorio de identidad, un viaje de redescubrimiento y una celebración de la cultura en su máxima expresión. Y es que la banda hace historia, creando un himno que invita a los oyentes a bailar, cantar y, sobre todo, a sentirse parte de una Venezuela que vive en cada canción y en cada nota que suena al ritmo de un joropo jamaiquino.
Mata Rica celebra sus raíces mientras explora nuevos territorios sonoros, llevando la música llanera a un espacio global donde las guitarras reggae y los ritmos de ska se entrelazan con los acordes de un cuatro serenatero.