Residente no es ajeno al arte polémico. El miércoles, la estrella puertorriqueña del «rap» estrenó su cortometraje intensamente gráfico «Quiero ser baladista», en el que denuncia el comercialismo de la industria musical latina con la ayuda de Ricky Martin.
El video comienza con el rapero siendo tiroteado en un ascensor mientras su asesino le coloca de nuevo en la cabeza un sombrero con su característico logotipo [R]. Un sombrío violín suena de fondo y, rápidamente, el rapero sigue soltando barras mientras es arrastrado por el suelo, aparentemente muerto: «A veces me llaman César Millán, porque cuando Residente habla, estos perros obedecen», escupe.
A mitad del vídeo, Residente saca a un hombre secuestrado -interpretado por Afo Verde, presidente de Sony Music Latin Iberia- de un coche y lo sienta mientras Residente empieza a cantar y declara con sorna que «quiere ser un cantante de baladas» y una estrella del pop que no erice la piel. A continuación, Residente –con una peluca ridícula y una camisa y chaqueta de vestir- intenta convencer al ejecutivo para que le contrate mientras interpreta una canción lenta cursi y hace una coreografía tonta burlándose de los baladistas vacíos.