La serie Emily en Paris mostró una cara poco conocida de la capital francesa, como lo poco amable de su gente y los clichés relacionados con la ciudad más turística del mundo. Pero el abrumante éxito trajo consigo una oleada de turistas queriendo conocer el barrio donde se grabó la serie, asunto que no le está agrandando a los locales.
En el histórico Barrio Latino y a pocos pasos del Panteón abovedado, se encuentra Place de l’Estrapade, la plaza que queda enfrente del edificio donde vive el personaje de Emily y a pocos pasos queda el restaurante de su amor, Gabriel. También queda el lugar de postres favorito de la joven. Para los fanáticos de la serie, esta plaza del vecindario se ha convertido en un lugar icónico.
Los turistas se detienen a comer bocadillos en Boulangerie Moderne, la panadería moderna que aparece en la serie. El flujo de turistas ha impulsado las ganancias, reconoce el propietario Thierry Rabineau.
Muchos vecinos indican que el turismo en la zona se ha convertido en una situación incómoda. Stephanie Jamin, quien vive en la plaza y se cruza a diario con una multitud de turistas, ha tenido que adaptarse a residir en un lugar de referencia en el mapa turístico. Ella dice que las personas en sí mismas no son una molestia, pero las multitudes pueden ser imponentes. «Nos hemos convertido en un distrito ultra turístico, cuando era una pequeña plaza aún un poco preservada del turismo”, dijo.
Graffiti de «Emily not welcome»
Otros rechazan contundentemente el turismo en la zona, que antes era prácticamente desconocida por los turistas. Un residente que salió del edificio de apartamentos de Emily dijo que era alérgico al programa. “Emily Not Welcome” (“Emily no es bienvenida”) está garabateado en un grafiti rojo en la fachada del edificio.
Pero el grafiti atrae fanáticos, y los visitantes se toman fotos señalando el comentario despectivo. Entre ellos estaba Abdullah Najarri, un médico internista de Berlín que calificó la serie como “entretenida”.
Algunos residentes, por el contrario, señalan que el turismo inesperado les dio un respiro a los comerciantes después de la pandemia, lo que es bueno para la comunidad. No todos piensan lo mismo.
Fuente: San Diego UT