Anna Sorokin, quien se espera sea deportada pronto a Alemania, está viviendo en Nueva York tras salir e la cárcel, es conocida como Anna Delvey y se hizo famosa gracias a la serie de Netflix que detalló sus hazañas para estafar a miles de empresas y personas haciendóse pasar por una mujer rica. La convicta hizo un puñado de bocetos sarcásticos que fueron exhibidos en una exposición emergente en Nueva York.
Tras el éxito de Quién es Anna, la serie de Shonda Rhimes para Netflix, Anna «Delvey» Sorokin seguirá sacándole dinero a su historia, ahora con un reality de televisión llamado Delvey’s Dinner Club, en el que se grabaran cenas con ilustres invitados cada semana en su apartamento del East Village de Nueva York donde cumple arresto domiciliario.
La joven que estafó a bancos, hoteles y amigos por cientos de miles de dólares durante cuatro años y llegó a la fama por la serie de Netflix «Inventando a Anna», ha realizado 20 dibujos de sus lugares familiares en New York -entre ellos los lujosos restaurantes neoyorquinos Balthazar y Sant Ambroeus- así como de La Mamounia, el hotel de cinco estrellas en Marruecos donde se alojó con sus amigas y el centro de rehabilitación de Malibú donde fue arrestada en 2017, para burlarse de sí misma y de quienes la acompañaron entonces.
Al fusionar el autorretrato y la parodia, Anna utiliza su propio personaje como si se tratara de alguien totalmente diferente a ella. Un dibujo, por ejemplo, la representa tomando el sol en el patio de una prisión, vestida con gafas de sol Miu Miu y una blusa Tom Ford. Está leyendo la novela Normal People de Sally Rooney y se lee al pie del dibujo, “busca consejos”.
Según reveló el marchante de arte Chris Martinez, la muestra estará lista a finales de abril y Anna será representada por una firma de asesoría llamada Founders Art Club. “Estamos en un patrón de espera en este momento”, dijo Martínez al portal Artnet News. “Tenemos una parte de las obras originales que ha creado Anna, pero estamos esperando que termine el resto de la colección”.
Martínez estuvo tratando de enviar a la reclusa varios materiales de arte (pinturas acrílicas, acuarelas, borradores), pero el personal del Centro Correccional del Condado de Orange donde estuvo detenida, confiscó la mayoría de esas herramientas. Solo unos pocos lápices de colores, bolígrafos y un pequeño bloc de papel le llegaron a la estafadora.
“Me atrapó directamente, alguien haciendo dibujos sarcásticos en prisión”, dijo Alfredo Martínez, quien fue co -curador de la exposición. Él, al igual que Anna, fue condenado por fraude (sus cargos procedían de la venta de dibujos falsificados de Basquiat), y luego se dedicó al arte en prisión.
En la exhibición, cuya ubicación aún no ha sido anunciada, los dibujos de Anna tendrán un precio de 10,000 dólares cada uno, un alto precio por una obra efímera genuina de una celebridad. Y en esta época y gracias a Netflix, la exposición ha generado gran interés. De hecho, ya existe hasta una lista de espera para una serie de impresiones de edición limitada basadas en las ilustraciones de Anna . “Es un frenesí, por decir lo menos”, reflexionó Martinez. “A la gente le encanta una historia de resurrección”.
“Es irónico”, dijo Anna recientemente al New York Times. “Cómo después de haber fallado tan públicamente al intentar construir mi fundación ADF hace un par de años, la gente está mucho más interesada en escuchar mi voz ahora que en 2017”.
Eso sí: El veinticinco por ciento de las ventas se destinarán a los crecientes honorarios legales de Anna y resulta bastante probable que ella no podrá asistir a su debut en exhibición ya que a principios de marzo fue liberada y ahora solo espera ser deportada a Alemania.