Una de las grandes sorpresas del 2022 fue la serie de HBO Max, House of the Dragon, secuela de Game of Thrones. La serie nos muestra lo ocurrido en Poniente 200 años antes de los acontecimientos de Got, la guerra civil de la Casa Targaryen.
Durante la serie, vimos varios saltos de tiempos y el cambio de muchos personajes, como el de Rhaenyra Targaryen, pieza clave en todo este conflicto creado por George R.R Martin. El personaje de la princesa y futura reina fue interpretado por dos actrices con gran talento, Milly Alcock y Emma D´Arcy; sin embargo, esta última estuvo a punto de no dar vida la hija de Viserys.
D’Arcy interpretó a Rhaenyra Targaryen durante la segunda mitad de la primera temporada de House of the Dragon, a partir del episodio 6. La actriz sustituyó en el papel a Alcock tras un salto temporal de 10 años, e interpretó a la versión adulta de Rhaenyra mientras la futura reina criaba a su creciente familia y asumía sus diversas responsabilidades como heredera al Trono de Hierro. Aunque a algunos fans de la Casa del Dragón les preocupaban los saltos temporales y los cambios de reparto de los personajes principales, sobre todo después de que Alcock y Emily Carey recibieran elogios por sus papeles en los primeros episodios de la serie, la interpretación de D’Arcy de Rhaenyra tuvo un éxito inmediato entre los espectadores.
El público alabó la sutil intensidad del actor como intérprete y el suave encanto que aportaba al matizado personaje de Rhaenyra. A pesar de los elogios recibidos, D’Arcy reveló recientemente a The Hollywood Reporter que estuvo a punto de ser descartado tras el largo proceso de audición, durante el cual D’Arcy llegó a «improvisar una peluca literalmente con una bolsa de pelo» para encajar en el papel. Por suerte para los fans de la serie de fantasía, D’Arcy se enteró más tarde de que los directores de casting habían decidido traerlos como Rhaenyra después de todo. Mira lo que dijeron y la primera aparición de D’Arcy como Rhaenyra a continuación:
«Fueron unos tres meses de grabación en el salón de mi casa en medio de la pandemia, así que fue increíble. En realidad, era como vivir en una isla e intentar hacer cine o algo así, porque no veía a nadie ni hacía nada, pero supuestamente estaba en conversación con uno de los mayores programas de televisión del mundo. Mi compañero y yo nos hicimos una peluca con una bolsa de pelo y, después de tres meses, me invitaron a una audición en persona de cuatro o cinco horas, la hice y me dijeron: «Tendrás noticias la semana que viene».
Y luego no. Entonces me dijeron que probablemente no iba por mi camino. Y pensé: ‘Vaya, es una verdadera lástima’. Me fui al campo, sólo el fin de semana, para empezar a metabolizar, y al final de ese fin de semana tenía unas 14 llamadas perdidas de mi agente. Hablé con él a la mañana siguiente y me dijo: ‘¡Han cambiado de opinión! ¿Quieres hacerlo? Qué raro, la verdad. Un proceso muy solitario que duró aparentemente medio año».