En una entrevista con Viviana Gibelli, la presentadora y comediante Érika De La Vega habló sobre diferentes anécdotas de su vida profesional y como madre y sus momentos más difíciles.
En esta ocasión, Érika contó su experiencia sobre cuando decidió alejarse de la televisión viviendo en Estados Unidos, país en el que reside desde hace 8 años. La venezolana explicó que a pesar de no ser un proceso fácil, decidió aprovechar las pocas oportunidades en el medio artístico.
Érika comentó que optó por darse una oportunidad en el teatro ofreciendo un poco de comedia al público latino en el país norteamericano, y es que a pesar de no ser proyectos muy importantes, lo cierto es que esto fomentó a que se expandiera aún más en otros campos relacionados a su propia pasión.
Érika comenzó en el teatro con la obra «Puras Cosas Maravillosas», la cuál le brindó la oportunidad a Érika de darse a conocer fuera de su país de origen con proyectos más grandes.
«Yo con esa obra pude ver que algo estaba pasando en mí, y que había una tristeza dentro de mí que venía viviendo desde hace mucho tiempo y que no la había visto. ¿Por qué yo vi esto? Porque yo lloraba… A mí me sorprendía que yo llorara en casi todas las funciones, y fueron como 50.» expresó Érika.
«Yo estaba lidiando con la nostalgia, estaba lidiando con despedirme de algo dentro de mí que todavía no estaba preparada para despedirme pero que ya no me estaba funcionando. Entonces tuve síntomas de depresión, fui a tratarme con un psicólogo a hablarlo porque no sabía que me estaba pasando.» añadió.