Una de las películas más esperadas del año, Spider-Man: No Way Home, es la primera película del Universo Cinematográfico Marvel que entra oficialmente en el multiverso. El final de Spider-Man: Far frome home vio a Peter Parker como un hombre buscado, su identidad se hizo pública después de que Mysterio inculpara al superhéroe titular por asesinato. Dirigida por Jon Watts a partir de un guión de Chris McKenna y Eric Sommers, No Way Home tiene la responsabilidad simultánea de seguir desarrollando la historia personal de Spider-Man al mismo tiempo que hace avanzar la narrativa general del MCU, y lo consigue en su mayor parte. No Way Home es la historia más intrigante y divertida de Spider-Man hasta la fecha. Aunque el multiverso es muy importante, la película se centra en el viaje de Peter.
Peter Parker/Spider-Man (Tom Holland) intenta llevar una vida normal, pero le resulta difícil ser un adolescente normal ahora que su doble identidad se ha hecho pública. Se le busca por asesinato y debe defenderse de las acusaciones, que, gracias al video bien editado de Mysterio, son bastante condenatorias. La vida de Peter, por decirlo simplemente, está patas arriba. La única forma que cree que puede arreglar el desorden y hacer que las cosas vuelvan a ser normales es usar la magia. Para ello, Spiderman acude directamente al Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), que le ayuda intentando un hechizo que borre la identidad de Peter de las mentes del mundo. Naturalmente, las cosas no salen según lo previsto y el hechizo abre la puerta al multiverso, que ve cómo las némesis de Spidey de otros universos -el Doctor Octopus (Alfred Molina) de Spider-Man 2, Electro (Jamie Foxx) de The Amazing Spider-Man 2, y el Duende Verde (Willem Dafoe) de Spider-Man- aparecen para luchar contra él.
Antes de No Way Home, todos, desde Tony Stark hasta Happy (Jon Favreau), trataban a Peter como si necesitara que se ocuparan de él; en el caso de Mysterio, manipular a Peter y dirigirlo como si fuera menos inteligente era el nombre del juego. En Spider-Man: No Way Home, sin embargo, Peter tiene un mayor sentido de la responsabilidad por sus acciones y es más capaz de tomar decisiones. Esto le saca de la sombra de su mentor y le lleva a ser el centro de atención. Es menos reaccionario y más participante activo en su propio viaje. El MCU por fin se está tomando a Spider-Man más en serio y es un soplo de aire fresco ver cómo trata de resolver problemas y limpiar los líos que crea. Hay una secuencia en la que Peter averigua cómo salir de una situación utilizando la geometría y es un recordatorio de lo inteligente que es sin tener que depender de los artilugios y la tecnología que se le dio en las películas anteriores.
Gracias a que Peter finalmente toma el asunto en sus manos, No Way Home es capaz de volar más alto que cualquiera de las anteriores entradas de Spider-Man en el MCU. La película plantea qué tipo de héroe es Spider-Man y quién aspira a ser: ¿es alguien que se hace cargo de sus decisiones? ¿Ayuda a las personas que lo necesitan o las deja de lado? Estas preguntas juegan un papel importante en su historia, añadiendo seriedad a su viaje como héroe que está tratando de forjar un camino para sí mismo. No Way Home parece más bien una película de Spiderman. Es un poco cursi pero entrañable, sincera e increíblemente divertida, como debe ser.
Sin embargo, lo que habría hecho más fuerte a la película es que Peter tuviera su propio villano en lugar de tener que luchar únicamente contra los del pasado (por muy bueno que sea verlos de vuelta). La película se demora demasiado en presentar a todos los personajes del multiverso, pero sólo una vez que toda la información y las introducciones se han sacado de la manga, la trama se pone en marcha y no decae. Dicho esto, el corazón de la película reside en el Peter de Holland y en las relaciones que ha forjado con Ned (Jacob Batalon), MJ (Zendaya) y su querida tía May (Marisa Tomei), todos los cuales tienen mucho que hacer. El concepto del multiverso parece demasiado al principio, pero «No Way Home» maneja sorprendentemente bien cómo funciona todo y las razones que hay detrás; hay algunas escenas dedicadas a la exposición, pero nunca sobrepasa la historia ni llega a ser absurda.
Tal vez lo que hace que la película sea tan divertida y atractiva es que hay un equilibrio: el tono desenfadado da paso a momentos más emotivos, pero siempre vuelve a oscilar sin que resulte brusco. Watts dota a la película de mucha acción, con una secuencia en particular que ofrece impresionantes efectos visuales (de Chris Waegner), así como acrobacias magistralmente coreografiadas por George Cottle y Hugo Duran. Spider-Man: No Way Home va a por todas, pero no se olvida de mantener las raíces de la historia personal del personaje titular, que está cargada de temas relacionados con la identidad, el poder y la acción. Por fin, Peter da un paso adelante y eso refuerza enormemente la película.
Los espectadores que hayan visto la trilogía de Spider-Man de Sam Raimi y las películas de The Amazing Spider-Man quedarán más satisfechos no sólo por la reaparición de sus villanos, sino porque los lazos emocionales y la profundidad de la película provienen, en parte, de las historias de los antagonistas. La conexión y la comprensión de las tramas de las películas anteriores son esenciales. Saber de dónde vienen los villanos que no pertenecen al MCU también eleva ciertas dinámicas de los personajes y el meta humor (del que hay mucho). Spider-Man: No Way Home es, en definitiva, un placer para la vista, con una acción espectacular, mucho corazón y una historia de héroes con fundamento que prepara el camino para cosas emocionantes por venir.