Andrew Garfield ha hecho muchas cosas desde que protagonizó The Amazing Spider-Man en 2012 y su secuela en 2014, pero dada la magnitud del papel, no es de extrañar que los entrevistadores le sigan preguntando por él.
Con papeles en dos de los principales premios de 2021 -Los ojos de Tammy Faye, de Michael Showalter, y el debut como director en la gran pantalla de Lin-Manuel Miranda, Tick, Tick… Boom! – ha vuelto a dar la nota. En una entrevista concedida a The Guardian, Garfield describió su etapa como el arácnido de la tela de araña como un «gran despertar» que «dolió». En sus palabras:
«Pasé de ser un niño ingenuo a crecer. […] ¿Cómo iba a imaginar que iba a ser una experiencia pura? […] Hay millones de dólares en juego y eso es lo que guía el barco. Fue un gran despertar y me dolió».
Garfield continuó: «La Comic-Con de San Diego está llena de hombres y mujeres adultos que siguen en contacto con esa cosa pura que el personaje significaba para ellos. [Pero] añades las fuerzas del mercado y los grupos de prueba y, de repente, la atención se centra menos en el alma del personaje y más en garantizar que se gane la mayor cantidad de dinero posible. Y eso me parece -me parece- desgarrador en todos los aspectos de la cultura. El dinero es lo que nos ha corrompido a todos y nos ha llevado al terrible colapso ecológico en el que estamos a punto de morir».
No es la primera vez que Garfield habla de su desilusión con Hollywood después de Spider-Man. En una entrevista de 2016 con Amy Adams, como parte de la serie de entrevistas «Actors on Actors» de Variety, dijo que «hay algo sobre ser tan joven en ese tipo de maquinaria que creo que es realmente peligroso […] Todavía era lo suficientemente joven como para luchar con el sistema de valores, supongo, de la América corporativa realmente, es una empresa corporativa en su mayoría.»