El protocolo al que se somete la realeza en el momento de formar parte de ese pequeño círculo de prestigio, es sumamente riguroso además de extenso.
Entre las normativas, también existen restricciones al momento de comer, pues tienen una lista de alimento que no deben comer fuera de palacio, por razones de salud y salubridad.
Es por ello, que el Palacio de Buckingham suele anticipar a los anfitriones sobre los gustos y disgustos reales, como por ejemplo la ingesta de mariscos o agua del grifo.
Además cuando la realiza británica se encuentra de «servicio o viajes oficiales», los requisitos normalmente prohíben las flores de color malva, los edredones; algo parecido sucede con la carne cruda.
Otra de las cosas que ningún miembro de la familia real británica liderada por Isabel II del Reino Unido puede tomar en público, al menos que haya sido preparado por su chef personal.
Otras peculiares prohibiciones son el ajo, las pastas largas o las salsas elaboradas con tomate son algunos de los platos e ingredientes que, según han confirmado en alguna ocasión los chefs del palacio presidencial italiano, se pide omitir de las cenas y comidas oficiales cuando algún miembro de la familia real británica visita el país.