Tras un año tremendamente difícil para la Familia Real británica, marcado por la pandemia, los rifirrafes con el Príncipe Harry y Meghan Markle y la muerte de Felipe de Edimburgo el pasado 9 de abril, los Duques de Cambridge estarían «considerando seriamente» mudarse del Palacio de Kensington, su residencia que se localizada en los jardines del mismo nombre, en la ciudad de Londres, al Castillo de Windsor. ¿La razón? Estar más cerca de la Reina Isabel II.
Así lo asegura la prensa inglesa, que afirma que estarían buscando opciones de alojamiento en la finca para ellos y para sus tres hijos: Jorge, Carlota y Luis. Barajan Fort Belvedere, al sur de Windsor. Se trata de una propiedad de mediados del siglo XVIII en la que vivió el Rey Eduardo VIII, y donde el tío de Isabel II firmó los papeles de abdicación en 1936 para desposarse con Wallis Simpson. El único inconveniente que tiene es que la propiedad está alquilada a la familia Weston, grandes amigos de la Casa, desde los años 80.
Cambiarse de residencia no es una decisión fácil para ellos ya que, además de vivir en plena comunión con la naturaleza en su residencia, a una hora escasa tienen a los padres de Kate Middleton, Michael y Carole, además de su hermana Pipa y a su marido, James Matthews.
Papel más activo
En el otro lado de la balanza, la pareja podría asumir un papel más destacado dentro de la Firma, preparándose para lo que el futuro les depara. Plantea la duda de que el destino inmediato de la Casa Real no sea el que se espera y el Príncipe Carlos abdique en favor de su hijo el Príncipe Guillermo.
No es secreta la admiración que sienten los ingleses por los Duques de Cambridge, más que por el heredero. Solo son superados por la propia Reina, el miembro más querido de la Casa Real británica por la labor que ha realizado durante las casi siete décadas que lleva en el trono.