La reconocida modelo venezolana Veruzhka Ramírez, habló sobre las anécdotas que marcaron su vida tras su paso por el Miss Venezuela en el año 1997.
A través de un live en la cuenta de Instagram del Miss Earth Venezuela, la virreina universal 1998 contó que siempre le gustaron los concursos de belleza, pero jamás se imaginó que pudiera alcanzarlos, puesto que proviene de orígenes muy humildes.
“Siempre me encantaron los concursos de belleza pero lo veía muy lejano porque vengo de un origen humilde. Era sirvienta de una casa, nana de niños, iba de casa en casa limpiando, planchando y no se me pasaba por la cabeza ser reina de belleza”, dijo.
Sin embargo, la modelo asegura que recibió muchas humillaciones en el certamen.
“Hay que hacerte la nariz, mentón, busto, subir 10 kilos, eres Miss Táchira”, recordó Ramírez lo que en una ocasión le dijo Osmel Sousa.
“Todo el mundo se burlaba de mí: Skeletor, patas de pollo, ranchuska, La prensa fue muy dura conmigo por ser de origen humilde… duros, frívolos, amarillistas”. Expresó sin sentir rencor. “Creo cuando estás destinado a lograr cosas bellas en la vida, por encima de cualquier dificultad, eso es una gran lección para medir tu fortaleza y para que los demás no puedan subestimarte”, agregó.
En una entrevista para el diario Panorama, la exmiss dijo que “Solo me nombraron favorita en el desayuno Kelloggs. En el certamen no tenía amigas muy cercanas, no todas me aceptaban, hasta comía con los bedeles Para mí fue muy duro. Yo sentía que no terminaba de encajar. Nunca tuve aires de grandeza, hice mi trabajo en silencio y tenía detrás un equipo que me acercó al triunfo”, dice.
Ramírez es de las que piensa que en el Miss Venezuela no todo es color de rosa: “A mí sí me rompieron los tacones. En el opening salí cojeando, pero nunca bajé la cabeza. Había muchas rivalidades, eso es mentira que todas son amigas. Obviamente todas quieren ganar. Eso es una competencia”.
“Siempre me han juzgado, desde pequeña y he tenido que aprender a transformar lo negativo en positivo. Por muchas cosas lindas que hagas en la vida basta que te equivoques en una y ese día te sentencian. Ya estoy acostumbrada y he aprendido a ponerme en los zapatos de los demás. Por mucho que te prendan en candela siempre renaces”, aseguró.