Dentro de los numerosos cambios de look a los que un actor debe someterse a lo largo de su carrera, en favor del personaje que va a interpretar, están los cambios de peso. Puede que este sea quizá, junto con los cambios radicales de peinado, uno de los más complicados de asumir por la duración de sus consecuencias.
Sin embargo, la historia del cine e incluso de las series de televisión nos han demostrado que no son pocos los actores que se han sometido en algún momento a esta transformación, y que, además, los hay que lo han hecho de buena gana, sin tener que saltarse ninguna visita a Burger Shack ni decir adiós a sus deliciosas hamburguesas.
Y es que, aunque tengamos asimilado que un cambio de peso siempre está asociado a engordar, muchas veces, el proceso es a la inversa, los actores deben adelgazar –lo que no suele suponer un problema si no es mucho- e incluso ganar peso, pero en forma de masa muscular. Esta última es sin duda la opción que todos suelen preferir y a la que menos miedo da enfrentarse, ya que estar acompañados durante un proceso como este, que implica cambio en los ritmos de alimentación y en el ejercicio físico otorgó a estos actores una motivación extra a la hora de trabajar su propio cuerpo, pero también a la hora de trabajar el papel.
Recientemente se ha desvelado que el actor Chris Hemsworth, que parecía haber engordado enormemente para interpretar un papel en la película Endgame, había utilizado una prótesis que le daba un aspecto mucho más grande, sobre todo, a su barriga. El objetivo de esta prótesis y del cambio de peso al que se veía sometido el personaje que interpretaba Hemsworth, Thor, estaba motivado por la necesidad de darle a este un aspecto más humano. Sin duda, un motivo que podría haber justificado el aumento de peso del actor, pero que terminó convirtiéndose en una apuesta por una prótesis que, comparada con las prótesis de rostro, requiere una elaboración menos exigente y un resultado igualmente realista.
¿Debería haber engordado Chris Hemsworth para interpretar este papel? Las declaraciones que revelaban que el actor no había engordado a propósito para realizar el papel, pusieron de manifiesto que existen maneras bastante convincentes de lograr un parecido entre el actor y el personaje sin necesidad de modificar en exceso la alimentación del primero, que siempre está ligada al factor emocional. Lo que, por otro lado, no busca menospreciar el trabajo que hicieron los que sí que decidieron modificar sus hábitos en favor de realizar un determinado papel.
En el lado de los que sí lo hicieron, entre los casos más sonados encontramos a Jared Leto, que engordó más de veinte kilos para encarnar a Mark Chapman, el asesino de Jonh Lennon o Charlize Theron, que aumentó 12 kilos para interpretar a una asesina en la película Monster. Matt Damon, por su parte, es un actor que ha engordado en más de una ocasión para interpretar un personaje, la última vez fue en 2009, para su papel en The Informant.
Lo que está claro es que, ya sea a través de prótesis o a partir de un trabajo personal, los cambios de peso han sido y seguirán siendo una constante en el mundo del espectáculo. Por suerte, cada vez van sucediendo de forma más consciente para que supongan el mínimo impacto en la salud de los actores.