La reina Isabel II da el último adiós este sábado al hombre con quien estuvo casada 73 años, su “fuerza y apoyo”, el príncipe Felipe, en un sobrio funeral de estilo militar con mascarillas y pocos invitados debido a la pandemia.
La ceremonia religiosa comenzará a las 15h00 (14h00 GMT) en San Jorge, la capilla gótica del siglo XV situada en el casi milenario castillo de Windsor, unos 50 km al oeste de Londres.
Debido al coronavirus se pidió a los británicos que no se desplazasen hasta esta pequeña localidad. Aún así las terrazas de sus pubs deberían llenarse de partidarios de la corona, cubiertos con banderas británicas, para seguir el evento por televisión como otros millones de personas.
“Se supone que la gente no debe venir, pero este es un gran evento, único en una generación, el duque era especial así que esperamos a mucha gente”, aseguró Mark, de 57 años, de mañana en las calles de la localidad, donde se veía ya a decenas de agentes de seguridad, vestidos con chalecos violetas.
Al comienzo del oficio, el país guardará un minuto de silencio.
Pero antes los cuatro hijos y varios de los nietos de la pareja real caminarán tras el féretro en un corto cortejo fúnebre por los jardines del castillo.
Será la primera aparición pública de Enrique, de 36 años, con la realeza desde que él y su esposa Meghan, que no viajó al Reino Unido por estar embarazada, abandonaron sus funciones reales y se fueron a vivir a California.
Enrique no caminará junto a Guillermo, de 38 años, con quien las relaciones son tensas. Entre ellos se situará su primo Peter Phillips, lo que alimentó las especulaciones sobre una persistente disputa entre los hermanos.
– Sin pompa y con mascarilla –
El príncipe consorte falleció en Windson el 9 de abril, dos meses antes de cumplir 100 años.
Había sido una presencia constante junto a la reina Isabel II desde que, con solo 25 años, fue coronada en 1952, cuando el Reino Unido se reconstruía tras la Segunda Guerra Mundial y su imperio mundial empezaba a desmoronarse.
La monarca publicó el sábado una conmovedora fotografía personal en la que se los ve a ambos relajados y sonrientes en 2003 en el Parque Nacional de Cairngorms, en Escocia.
Y en las redes sociales de la familia real se difundieron imágenes de momentos clave del matrimonio.
“La reina da el adiós”, decía en portada el diario The Times.
Las exequias de la realeza británica suelen ser de gran envergadura, perfeccionadas durante años y concurridas por monarcas y mandatarios de todo el mundo.
Pero las restricciones impuestas por el coronavirus obligaron a modificar los planes para el entierro de Felipe, que se limitará a 30 invitados íntimos con mascarillas y distancias de seguridad, y respetará el marcado estilo militar deseado por el duque, que era oficial de la Marina.
El féretro será recibido por representantes de los tres ejércitos para una corta procesión y llevado en un Land Rover verde militar diseñado siguiendo instrucciones aportadas por el propio duque.
– La reina, sola –
La reina, que el 21 de abril cumple 95 años, llegará a bordo de un Bentley oficial junto a una dama de compañía.
Pero se sentará sola para despedir a quien ella llamaba “su fuerza y su apoyo”, el hombre con quien se casó siendo aún princesa en 1947 y cuya muerte la deja sola en el ocaso de su reinado.
Numerosos expertos reales aseguran que era el duque de Edimburgo quien manejaba con mano de hierro una familia marcada por las crisis, ayudando a la reina a capear los escándalos.
Todas las miradas estarán puestas en Enrique y Guillermo, en busca de alguna señal de reconciliación entre el dolor por la pérdida de su abuelo.
Era un “hombre de servicio, honor y gran sentido del humor”, dijo de él Enrique tras llegar de Los Angeles para el entierro.
“Echaré de menos a mi abuelo, pero sé que hubiese querido que siguiéramos adelante con nuestro trabajo”, afirmó Guillermo esta semana.
Pese al marcado estilo militar de la ceremonia, los hombres de la familia real no vestirán uniformes.
Decisión personal de la reina según la prensa, esto evitará poner de manifiesto la pérdida de títulos militares honoríficos por Enrique, pese a haber servido dos veces en Afganistán, tras su estrepitosa salida de la monarquía.
Tras el funeral, presidido por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de los anglicanos, el duque será enterrado en privado en la bóveda real de la capilla San Jorge.