La serie de «Sabrina, la bruja adolescente» ha llegado a su fin y no, no hablamos del proyecto cómico que conquistó las pantallas a finales de los noventa, sino más bien de la serie que se disfrutaba en Netflix con Kiernan Shipka de protagonista.
La cuarta temporada, fue el final de la serie sobrenatural y su último episodio lo confirmó.
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El final del épico viaje de Sabrina como bruja ha terminado con su muerte. Fiel a sus principios y como la hemos visto haciendo durante toda la serie, Sabrina lo ha dado todo para salvar a sus amigos y familiares de El Vacío. La adolescente se quedaba atrapada en este nuevo mundo mientras que el anterior, donde estaba todo lo que conocemos, desaparecía por completo. Finalmente, lograba escapar y rescatar a sus seres queridos, pero Sabrina moría en el intento.
Y parece que esto no tiene marcha atrás. Aunque en muchas otras ocasiones en la serie, los personajes han muerto y han regresado al mundo de los vivos, no es el caso. Zelda (Miranda Otto) y Hilda (Lucy Davis) entierran a su sobrina -sus sobrinas, ya que se despiden de las dos versiones de la bruja- en la morgue familiar y los fans deben aceptar que la bruja adolescente se ha ido para siempre, dentro de la ficción y en la vida real.
Pero, antes de que salgan los créditos finales, podemos verla una vez más. Tras su muerte, Sabrina termina en el cielo y parece en paz, pero no está sola. Detrás de ella escucha una voz familiar y, ¿Quién es sino el mismísimo Nicholas Scratch? Como le cuenta Nick (Gavin Leatherwood), ha nadado a través del Mar de los Dolores para poder estar con ella. Ahora, los dos estarán juntos de por vida.
Puede que este final haya contentado a unos y enfadado a otros, que no entienden por qué la protagonista ha tenido que morir. En cualquier caso, así es como ha terminado la creación de Roberto Aguirre-Sacasa después de cuatro temporadas. Kiernan Shipka se ha encargado de interpretar a esta nueva versión de la bruja adolescente que popularizó Melissa Joan Hart en los 90, ahora mucho más oscura y arriesgada