Los anillos de boda de Meghan Markle, Kate Middleton, la reina Isabel II y la princesa Diana guardan un oculto secreto. Estas joyas, que en principio podrían no llamar la atención, comparten un elemento común que indica su pertenencia a las arcas de la realeza.
Durante casi 200 años, la familia real británica decidió que los anillos de boda lleven alguna pieza de oro galés, el tipo de oro más raro y caro del mundo, que se convirtió en una suerte de insignia para las mujeres que pertenecen a la corona.
La reina Isabel, por ejemplo, que celebrará su 73° aniversario de bodas con el príncipe Felipe el próximo 20 de noviembre, lleva oro galés en su anillo. La experta real y biógrafa del príncipe Felipe, Ingrid Seward, lo confirmó en su nuevo libro del duque de Edimburgo: “Felipe no tenía los gastos por el anillo de bodas, debido a que la gente de Gales suministraba una pepita de oro galés de la que el anillo estaba hecho y ella nunca se lo quita”.
Se cree que el oro de Gales de la reina proviene de la mina Clogau, en el norte de Gales, donde también se obtuvo el oro del anillo que llevó la princesa Diana para celebrar su matrimonio con el príncipe Carlos.
La reina también recibió 36 kilogramos de oro galés en la década de 1980 por parte de la Legión Real Británica. Se cree que ese oro se entregó en parte a Sarah, la duquesa de York, así como para Sophie, la condesa de Wessex.
Asimismo, con motivo de su cumpleaños número 60, la monarca recibió un kilo adicional de oro galés de la mina de oro Gwynfynydd, que probablemente se utilizó para los anillos de la duquesa de Cambridge y Sussex, aunque este dato no fue confirmado.