La conductora y periodista María Celeste Arrarás no pudo contener las lágrimas cuando sus excompañeros llegaron a su casa la semana pasada para desmontar el estudio improvisado que había colocado para poder transmitir el programa Al Rojo Vivo de la cadena Telemundo durante el confinamiento.
Tras su despido de la cadena de la que formó parte 18 años, algunos de sus excompañeros del equipo técnico fueron hasta su casa para recoger el material que tenía allí.
Pero cuando la presentadora abrió la puerta se encontró con que no venían con las manos vacías, sino con ramos de rosas, refrescos y bizcochos. Un emotivo detalle que provocó sus primeras lágrimas desde que se enteró de su despido.
La presentadora quiso compartir este homenaje que le hicieron algunos miembros del equipo de Al Rojo Vivo a través de Facebook, donde compartió un vídeo en el que contó la sorpresa que se llevó cuando llegaron con los regalos.
«Aquí me tienen, una semana después de mi despido de Telemundo, una semana en las que he vivido muchas emociones, sobre todo la más importante, la de agradecimiento por todos ustedes que me han enviado mensajes tan bonitos», comentó al comienzo del vídeo que publicó en su perfil de Facebook.
«Vinieron mis compañeros que adoro y me adoran, y que dejaron clarísimo que me quieren», dijo la ganadora de tres Premios Emmy, que se emocionó hasta las lágrimas cuando sus excompañeros se pusieron de rodillas para entregarle ramos de flores y otras sorpresas.
«Me trajeron esas rosas, refrescos para mi hijo Adrián, que fue el que actuó como ayudante técnico durante la pandemia desde mi casa. Era el que me preparaba los libretos, me ponía las luces, me ayudaba», añadió. Pero no se quedaron ahí, porque también hubo bizcochos para sus otros hijos, que también tuvieron una labor imprescindible a la hora de realizar el programa desde casa, ya que eran los encargados de mantener el silencio para que María Celeste pudiera presentar sin ladridos de perros o ruidos.
En el mismo vídeo, la puertorriqueña también contó cómo está viviendo estas primeras semanas después de haber sido despedida. Un cambio que está llevando con positivismo a pesar de la tristeza que siente porque este capítulo de su vida se haya cerrado.
«Extraño a mi estudio, extraño a mis compañeros y decirles que una semana después estoy como un cascabel, pues sería mentirles. Hay momentos en los que a uno le da tristeza, hay momentos en que uno ve una noticia en la tele y me da por agarrar el teléfono como si fuera a llamar a mi equipo», confesó.
Sin embargo, la actitud positiva es la gran compañera para estos días. «Tenemos que siempre acostumbrarnos a las transiciones, que siempre son buenas para evolucionar», reflexionó.