Aunque desde pequeño, Maikol Rangel (Maracay, 1983) ganaba cuanto concurso de dibujo le ponían por delante y cuando creció estudió Diseño Gráfico, terminó dedicándose al comercio, pero al final, el destino conspiró para que se reencontrara con su pasión por el arte, específicamente, al tatuaje.
“Dedicarme al tatuaje fue un evento inesperado en mi vida. En una sesión de fisioterapia (me había atropellado un carro manejando bicicleta), el doctor se fijó en mis tatuajes y me recomendó un tatuador. Luego hablé con mi madre y ella me impulsó a incursionar en el mundo del tatuaje. Después de meditarlo, llamé a Poporo, quien después se convirtió en uno de mis mentores, y le pregunté si estaría dispuesto a enseñarme su oficio y para mi sorpresa me dijo que sí y, hoy por hoy, gracias a su paciencia y dedicación, sigo aquí”, relata.
Rangel, quien confiesa su admiración por el trabajo de Yomico, le gusta trabajar con tintas Eternal de color y negro Dynamic y máquinas FK Iron y desplegar su creatividad en el watercolor y realismo en miniatura, se propone aportar una nueva mirada al oficio del tatuaje.
“Me encantaría crear un nuevo estilo de tatuaje como, por ejemplo, uno de líneas limpias, full color y realismo en miniatura, que otros tatuadores puedan seguir y reproducir, dejando así el nombre de Venezuela en alto”, expresa el artista.
No obstante, Rangel no deja de lado el componente humano, ya que la mayor diferencia que ambiciona establecer es su conexión con quien acude a él en busca de un tatuaje significativo.
“Quiero que cada persona que entre al estudio se siente identificada con mi arte para crear el mejor diseño. Amo escuchar las historias que hay detrás de ellos y me gusta reflejar eso en cada uno de mis trabajos. Eso, a la par de usar con ellas lo más innovador y de mayor vanguardia que exista en el mercado. Amo mi trabajo, soy perfeccionista y busco que eso se refleja en lo que hago”, subraya.
Figuras del mundo artístico y cultural hispanoamericano han confiado en las habilidades y el talento de Rangel, entre los que figuran: el motivador mexicano Daniel Habif, el guitarrista y miembro fundador de Caramelos de Cianuro, Miguel Ángel González, mejor conocido como “El enano”, el cantante español Andrés Ceballos, integrante de Dvicio, el actor venezolano que hizo carrera en RCTV, Carlos Felipe Álvarez y el fotógrafo venezolano Mike, mejor conocido como “Ohrangutang”, así como varios influencers.
Maikol Rangel revela que no ha sido sencillo abrirse camino en el mercado estadounidense. “Sin embargo, le doy gracias a Dios porque he recibido un apoyo excepcional de mi gente latina y del pueblo venezolano, quienes han confiado en mi trabajo. Un tatuaje es una obra de arte plasmada en un lienzo, que es la piel. Que las personas confíen en mí como artista es un gran honor y me llena de mucho agradecimiento. Sin el apoyo de los venezolanos hacia mi trabajo no hubiese llegado a ser el artista que soy hoy. Y, a pesar de que suene cliché, siempre debemos creer en nosotros mismos, y trabajar por ello. Soy una persona que cuando tiene una idea en la cabeza trabaja por ella hasta el cansancio para lograrla. Trabajo todos los días para ser el mejor tatuador que pueda llegar a ser. Y sé que me queda mucho por aprender”, subraya.
Y, a pesar de que se dedica día a día a ser una mejor versión como artista, el tatuador envía un mensaje a las personas que quieren iniciarse en esta especialidad.
“Primero que se instruyan y practiquen mucho. Que tengan en mente que la piel es el lienzo. Y que un tatuaje es algo que se lleva para toda la vida. Que hagan cada pieza siempre mejor que la anterior y que sean humildes. Solo de esa manera van a estar receptivos para aprender y crecer como artistas”, destaca.