El mes pasado, el comediante Kevin T. Porter inició un hilo de Twitter pidiéndole a la comunidad virtual «las más alocadas historias» de maltratos de la creadora de conductora de The Ellen DeGeneres Show, a quien calificó como “la persona más mala del mundo”, A cambio, donaría US$2 al Banco de Comida de Los Angeles por cada una.
El redactor televisivo Benjamin Siemon le siguió la dinámica y compartió testimonios de personas que trabajan o trabajaron con ella en su programa.
«Tiene una ‘nariz sensible’ por lo que todos deben comer chicle de un bowl de su oficina antes de hablar con ella, y si cree que hueles mal, tienes que ir a casa y ducharte», escribió.
Otro rumor llegó de parte de una persona a quien le advirtieron del temperamento de DeGeneres el primer día que empezó a trabajar en su programa. «Le dijeron, ‘cada día elige a alguien diferente para odiar. No es tu culpa, solo aguantalo por el día y al siguiente elegirá a otra persona'».
«Trabajaba en Real Food Daily, le servía el brunch a ella y a Porcha (Williams). Le mandó una nota al dueño quejándose de mi esmalte de uñas saltado (no por su plato sino por cómo quedaba en mi mano). Había trabajado hasta el cierre la noche anterior y esto era la mañana siguiente, casi me despiden», escribió, recordando el episodio que ya es parte habitual de sus shows de standup.
A las historias se suman las declaraciones de la yotuber y maquilladora holandesa Nikkie de Jager, quien fue invitada al programa para hablar de su experiencia luego de salir del closet.
Pero los ojos cristalizados de DeGeneres al escuchar su historia no la terminaron de convencer. «Ellen es muy divertida, pero el trato allá es muy diferente al que tenemos acá», contó De Jager en un programa holandés, dejando entrever la extraña frialdad de la conductora, que según sus palabras no quiso darle la mano al finalizar la entrevista.
Dos días después del hilo viral, el twitteó concluyó: «Ahora es difícil saber qué historias son reales o no, así que lo resumí en 300, y doné US$600», ironizó el humorista.