El pasado 8 de enero los duques de Sussex, Harry y Meghan Markle, anunciaron su renuncia como miembros de la familia real británica.
El plan de la pareja es repartir su vida entre la isla británica y Canadá, donde crece su hijo, Archie, luego se instalarán definitivamente en América del Norte, tal vez en Toronto, ciudad donde Meghan vivió durante seis años y donde mantuvieron en secreto su noviazgo.
Ellos anunciaron su independencia financiera al momento que anunciaron cortar su relación oficial con la prensa, sorprendiendo incluso dentro de la familia real.
Según medios de comunicación ingleses y norteamericanos, el propósito real de Markle es radicarse en Estados Unidos, exactamente en Los Ángeles, donde vive su madre. Además, allí piensan establecer su base empresarial.
Sin embargo, se habría sabido que no vivirán en EEUU mientras Donald Trump sea presidente.
“De ninguna manera es algo inmediato, pero hay un plan a largo plazo para terminar en los Estados Unidos con un segundo hogar en Canadá, donde también pasarán una gran cantidad de tiempo. La pareja usó las palabras Norteamérica en su declaración sobre dónde planeaban vivir deliberadamente. No los fija en ningún lugar”, indicó fuente ligada a la pareja.