Este viernes 22 de noviembre el mundo celebra el cumpleaños de tres grandes íconos del cine. La actriz mejor pagada de Hollywood, Scarlett Johansson, cumple 35 años que aun le sientan perfectamente bien, pues sigue siendo toda un referencia de belleza.
La actriz estadounidense alcanzó la fama con su papel en la película «The Horse Whisperer» y posteriormente gracias a su participación en «Ghost World» obtuvo la aclamación de los críticos de cine.
Su espectacular físico la llevó a ser imagen de grandes casas de moda y su talento a ser una de las favoritas de Marvel.
Por su parte el talentoso y guapo actor estadounidense Mark Ruffalo o mejor conocido como el increíble «Hulk» cumple 52 años y se ha convertido en uno de los héroes favoritos de todos, ganándose así el cariño de todos gracias a su humildad.
Mark creció en una familia de clase media, su padre era pintor de casa y su mamá estilista. Durante su paso por el colegio Ruffalo nunca fue un alumno brillante, llegó a sentir que no encajaba entre los demás, sin embargo en su adolescencia todo empezó a mejorar luego de descubrir su talento como luchador.
Era tan bueno que llegó a conseguir una beca universitaria gracias al deporte, pero el destino le tenía preparado otro camino y rechazó la oportunidad porque descubrió su verdadera pasión en la actuación.
La célebre actriz de «Mentiras Verdaderas» y «Halloween» Jamie Lee Curtis cumple 61 años de edad y aunque su vida no ha sido nada fácil tras su adicción a las drogas y el alcohol hoy celebra que lleva al menos 20 años sobria.
Pero ella no fue la única en su familia, pues siempre estuvieron presentes las adicciones y las tragedias. Uno de sus hermanos murió de una sobredosis de heroína cuando tenía 21 años. Y su padre, el también actor Tony Curtis (fallecido en 2010) fue adicto a la cocaína, heroína y el alcohol.
Sin embargo Jamie contó con el apoyo necesario para salir de las fuertes adicciones y gracias a su sinceridad para contar su historia, en el mundo del cine no fue juzgada o rechazada aunque siempre tuvo mucho miedo a perderlo todo.
«No hubo ninguna diferencia en la industria. Fui portavoz corporativo de una compañía llamada VoiceStream Wireless, que luego se convirtió en T-Mobile. Entonces en un momento pensé: ‘¿Voy a ser castigada por mi honestidad? ¿Voy a ser castigada por exponer un defecto personal, una debilidad, una enfermedad?’. Y no lo fui» señaló.