Ya en todas las salas de cine del mundo está disponible la segunda película en solitario del Spider-Man de Tom Holland y sabiendo que es la película que cerró un ciclo que comenzó en 2008 con Iron Man 1, era de esperarse que un proyecto tan ambicioso como este, lograse recaudar una buena suma de dinero en la taquilla mundial.
El film dirigido por Jon Watts, ha alcanzado un total de 500 millones de dólares recaudados y en todo el planeta; y no solo eso, también ha obtenido buena crítica, pues todas coinciden en la valoración del 100% en Rotten Tomatoes. La cinta tiene un tono muy original y algunas de sus escenas han llamado la atención.
Con información de SensaCine
El medio CBR ha hecho un interesante reportaje donde señala cómo la influencia del género de terror en el director, Jon Watts, ha terminado creando la cinta más terrorífica del Universo Cinematográfico de Marvel está claro que no va a asustar ni al más sensible de los espectadores, pero algunas escenas sí consiguen crear suspense.
Su primer largometraje fue Clown, un ‘slasher’ sobre un traje de payaso maldito producido por Eli Roth. Y, tras realizar Coche policial en 2015, llegó el turno de sumergirse en el UCM con Spider-Man: Homecoming. Esta primera parte no estaba tan influenciada por su pasado, pero la continuación, Lejos de casa, sí tiene algunas escenas que beben del género. Mysterio, a través de los drones, puede crear ilusiones para confundir a sus víctimas, lo que da la oportunidad al cineasta de demostrar sus habilidades para el suspense.
Es algo que se ve cuando Peter llega a Berlín y se encuentra con Nick Fury. Este es disparado por sorpresa, lo que da la oportunidad al villano de torturar al joven, creando una gran secuencia alucinógena. Las influencias también se ven cuando Quentin Beck deja caer a MJ al vacío o cuando Parker está rodeado de espejos. Pero, sobre todo, se aprecia cuando un Iron Man zombificado sale de su tumba, un elemento puro de clásicos del cine de terror.
Como señala dicho artículo, Jon Watts no es el primer director que cambia tan radicalmente de géneros. Ya lo hizo Sam Raimi y su saga del Hombre Araña, Scott Derrickson (Sinister) con Doctor Strange o James Wan, realizador de Aquaman.