La actriz mexicana Liz Gallardo quedó con marcas de por vida en el rostro como resultado de una mala práctica en el intento de una micropigmentación.
Según explicó Liz en declaraciones a la revista TVyNovelas, le inyectaron ácido glicólico con una alta concentración lo que le dejó dos grandes agujeros a la altura de las cejas.
El lío de Liz comenzó hace dos años cuando se realizó un microblading, pero como no le gustó el efecto, en enero de 2018 acudió a otra clínica para corregir el anterior procedimiento.
«El ácido carcomió mi piel y tuve una quemadura de segundo grado. Cuando me lo estaban poniendo, sentía que me picaba y ardía, pero pensé que era normal y me aguanté. A los tres días empezó mi martirio», explicó.
Aunque en un inicio la clínica donde se hizo el tratamiento le mostró apoyo, con el tiempo dejaron de atenderla y comenzaron a ignorarla. La llevaron con una cirujana plástica que le aplicó parches de células madre que no sirvieron para corregir el problema, únicamente para evitar que la herida se infectara.
Según el dermatólogo que actualmente atiende a Liz, las marcas son permanentes y no se le van a quitar puesto que el daño es permanente. La actriz mexicana ha tenido que costear su tratamiento que consiste en inyecciones de cortisona en las heridas, cremas y pastillas.
El problema con su apariencia física le ha traído problemas de autoestima, «ya pasó año y medio y las marcas son muy evidentes».
También le generó problemas a nivel laboral. «Iba a empezar a filmar una película y ya no pude. No tuve trabajo el año pasado porque no podía hacer casting ni nada con estas marcas, me pegó muchísimo en mi autoestima, no sólo porque siento que no me veo bonita, sino porque me siento tonta por hacerme cosas que no debo».