La familia de Abraham Reyes, de 38 años, mantuvo en una caja lo que parecía un diente gigante y después de 60 años se dieron cuenta de que era una reliquia.
Cuando esa piedra llegó a manos de Abraham, él intuyó que tenía un valor, por lo que consultó con expertos que le confirmaron que se trataba de una valiosa perla de 1.000 años de antigüedad que cuesta 90 millones de dólares.
Los expertos también le manifestaron que la piedra, de 27,65 kilos, pesaba cuatro veces más que la Perla Lao-Tzu, que hasta hace poco era considerada como la perla natural más grande del mundo, indicó la CBC.
El canadiense le contó a ese portal que la valiosa piedra llegó a su familia en 1959: en ese año, su abuelo visitó a una tía que vivía en Manila (Filipinas) y le llevó como regalo una almeja gigante, algo que era costumbre en ese país.
El hombre añadió que su abuelo obtuvo la perla tras comprarle la almeja a un pescador en Camiguin, una isla “que está rodeada por volcanes y aguas turquesas”, señaló el portal.
Tras descubrir el verdadero valor de la piedra, Abraham no pensó en venderla, sino en exponerla. “Creo que el mundo debería saber que existe”, aseguró el canadiense, y concluyó que espera encontrar un museo para exhibirla.