Un británico llamado Andrew Wardle nació sin pene debido a una extraña condición con la que nació. Luego de 45 años, pudo tener, por primera vez, su “final feliz”.
Wardle vino al mundo con una enfermedad llama extrofia vesical, lo que quiere decir que su miembro se formó fuera de su lugar o que es inexistente.
La patología de Andrew lo hizo crecer con inseguridades y baja autoestima, por lo que recurrió a una intervención quirúrgica para ponerse un pene biónico.
Durante el procedimiento, extrajeron piel de su antebrazo y envolvieron un dispositivo en forma de pene que actúa al presionar un botón para provocar la erección.
Después de la operación, la cual costó aproximadamente 65.000 euros, el británico perdió la virginidad a sus 45 años.
Andrew Wardle aseguró que ahora “se siente un hombre normal”, más seguro de sí mismo e integrado a la sociedad y que el placer sexual es un “efecto secundario”.