Ella es una sílfide de tez canela, besada por el sol, cambia de piel y se vuelve diosa. Bajo sus pies castañean par de tacones con los que marcha directo a la gloria. Luisana Marcano Araujo, Miss Gay Carabobo 2018, es la hermana menor de Luis Hernández, lo comparten todo, incluso la misma piel.
Una carrera acelerada marca sus pasos. Solo en 2018 se ha valido dos grandes títulos, Miss Globe World y Miss Gay Carabobo, respectivamente. Desde su coronación el ritmo no ha bajado, por el contrario sus responsabilidades crecen. «Antes iba solo a mi trabajo y a la universidad, tras el concurso todo cambió. Ahora divido mis deberes entre la labor social en la Casa Hogar Los Claveles, estudios, hogar, familia y mi capacitación para los retos venideros; me preparo para uno de los certámenes de transformación más importantes del país«, adelantó ansiosa tras el speaker.
El arte de la transformación. Transgredir la imagen de hombre a mujer es un rito que amerita disciplina. «Entreno a diario. Debo reforzar mi feminidad. La pasarela es uno de mis goces, además me instruyo en teatro. Admito que el baile es mi talón de Aquiles, por lo que me esfuerzo en superar mis capacidades. Bailar es un desafío que asumo con entusiasmo, me inspiro en María Gabriela Isler, quien contra todo pronóstico logró coronarse como Miss Universo 2013, aún con dos pies izquierdos», apuntó Araujo.
Fiel a la regla de las «seis C», sostiene su reinado como una eterna aprendiz. «Toda buena reina debe dominar las seis C; ¡Ser comercial,
tener cerebro, control, corazón, cuerpo y la corona!», enumeró afable.
-¿Comercial?, Pregunté expectante.
-«¡Sí chico!, es decir, una ‘marica’ que venda (risas)», enfatizó jocosa pero mordazmente.
Ella es hiralante, y es que la reina gay de Carabobo no conoce de disimulos.
-Actualmente acumulas un fan base interesante, ¿Cómo asumiste el cambio de plebeya a reina?
-«No todo ha sido aplausos y desparpajo. En mis inicios no siempre tuve al público de mi lado, ha sido un viaje de caídas y ascensos, críticas y halagos. Aprendí que la gente juzga lo desconocido. Esa es mi lucha y el mensaje que llevo, salir adelante pese a todo. Y en cuanto a la corona, pues la atesoro y defiendo», admitió rampante.
-Todo concurso es en esencia una competencia, muchas veces desencarnada. ¿Qué tan extremo puede tornarse un certamen?*
– «Soy muy competitiva, pero legal. Los celos, envidias y malas jugadas abundan. En dos platos, sí hay vestidos y tacones rotos minutos antes de salir a escena. Afortunadamente en el Miss Gay Carabobo no pasó, pero en precaución, siempre resguardo bajo candado mi maleta», reveló desafiante la artista.
Tras su coronación se suma un nuevo rostro a la monarquía LGTBI carabobeña. Justo acá, en la capital de la belleza y el epicentro rosa del país, una foránea cautivó al jurado con el vaivén de las olas reflejado en sus caderas.
El hombre bajo el vestido
Los niños también sueñan con vestidos y coronas. Luis Hernández nació en el 96, en el litoral varguense, un paraíso bordeada de playas, corales y con tragedias acuesta. Pero además Catia La Mar fue también la cuna de sus anhelos.
«Desde chico quise entonar en mis labios el himno del Miss Venezuela. Como todo venezolano crecí contemplando el poderío de la mujer venezolana, su belleza, que es referencia mundial. Desde ese entonces quise saber en carne propia lo que se sentiría estar en sus tacones. De allí surgió la chispa», rememoró tímidamente.
Al crecer en un hogar de valores tradicionales tuvo que lidiar con las complicaciones de ser distinto. «Toda madre conoce la naturaleza de sus hijos. Al cumplir la mayoría de edad fui confrontado, fue un balde de agua para mi madre y una experiencia inquietante para mí. Fue duro, pero no lo recuerdo con amargura. Con ello tuve la oportunidad de mejorar mi convivencia y comunicación con ella, cuestión que resultó un trabajo del día a día y que aún mantengo», recalcó amablemente.
La vida con pantalones. Siempre es prudente separar las peras de las manzanas, al menos esa es la filosofía de este joven. Actualmente es estudiante de Turismo y trabaja como asistente de una oficina contable. «Sé separar al personaje de mi día a día. Lo manejo con prudencia, para que no se apodere del resto de mi vida», destacó.
La corte de la reina
Nadie llega al trono por si solo. Luisana Marcano Araujo es la suma de muchos artífices, y un gran equipo la asiste.
La voz del destino. «Estaba nerviosa porque tenía que presentar mi prueba de talentos en el Miss Globe World, delante de mí solo notaba al jurado, canté a viva voz ‘Creo en mí’, de Nathalia Jiménez. Entré de inmediato a tras bastidores y allí ingresó él, se había colado desde el público solo para conocerme», relató. El personaje en cuestión era Daniel Araujo, mejor conocido como Joss Makeup, actual mánager de la reina y quien se encargó desde entonces de apadrinarla.
Luego al ganar en Carabobo, se sumó a su dream team Steven Jaramillo, afamado estilista y presidente de la franquicia local, a quien describe como un ser excepcional y con vocación para la excelencia.
El peso de un símbolo. Desde su nombre artístico hasta su título actual evocan compromiso, admiración y retos. «En mis inicios fui tutelada por Fernando Andrés Marcano, Miss Gay Venezuela 2006, era mi estilista y mentor, quien me llamaba ‘Luisa’ de cariño. Partí de ese nombre y lo llevé a ‘Luisana’, luego adopté su apellido como homenaje, pero mi alter ego no estuvo completo hasta que sumé el apellido Araujo a mi identidad», detalló.
A este cúmulo de notoriedades se le suma el peso de hacerle justicia al legado de la yaracuyana Daniela Patricia Olivieri, Miss Gay Venezuela 2016. Ella también enalteció la banda de Carabobo con una autopresentación que marcó la historia.
Bien sea que hablemos de él o ella, Luis o Luisana, su figura llegó para quedarse, expandirse y consolidarse. Su historia demuestra que no hace falta ser un camaleón para mimetizarse con el éxito.