Este martes, la actriz estadounidense Angelina Jolie se declaró “profundamente conmovida” por la dignidad de los cientos de miles de inmigrantes venezolanos que huyen de la crisis económica de su país y la calidez y generosidad de los países que los acogen, como Colombia, Ecuador y Perú.
En el último de sus tres días de misión en Perú como enviada especial de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Jolie aseguró en conferencia de prensa que Suramérica afronta “una de las migraciones más masivas de su historia”.
Durante el encuentro con el presidente de Perú, Martín Vizcarra, y con el ministro peruano de Relaciones Exteriores, Néstor Popolizio, y los medios de comunicación, la estrella de Hollywood afirmó que esta crisis migratoria le resultó más impactante porque “era predecible y evitable”.
"Escuché historias de personas que murieron por falta de medicinas, pacientes con cáncer sin quimioterapia , diabéticos sin insulina, niños sin antibióticos, personas hambrientas, violencia y persecución ". Angelina Jolie luego de conversar con migrantes venezolanos en Perú pic.twitter.com/YYN8OUtyUQ
— Proiuris (@Proiuris_Ve) October 23, 2018
A continuación la declaración completa de Angelina Jolie sobre su visita a Perú para conocer la historia de los inmigrantes venezolanos:
Buenos días,
Agradezco profundamente al Presidente Vizcarra por recibirme esta mañana, así como por la conversación que recién tuvimos. Muchas gracias al Ministro Popolizio por su trabajo y sus palabras.
Vine a Perú para presenciar la situación humanitaria de las personas que salen de Venezuela.
Pasé los últimos dos días en Lima y en la frontera en Tumbes, donde miles de venezolanos entran a diario.
Esta región está enfrentando una de las mayores migraciones masivas de su historia. La crisis es aún más impresionante por haber sido predecible y prevenible.
Cada persona venezolana que conocí describió la situación en su país como desesperante.
Escuché historias sobre personas que han muerto por la falta de atención médica y de medicinas: pacientes de cáncer cuya quimioterapia fue detenida abruptamente, pacientes con diabetes sin acceso a insulina, niños y niñas sin poder recibir antibióticos básicos, personas muriendo de hambre, así como trágicas historias de violencia y persecución.
Ninguno de los venezolanos que conocí quiere caridad. Ellos quieren una oportunidad para valerse por sí mismos.
Conocí a un hombre que, hasta hace pocos meses, trabajaba como abogado en Venezuela. Ahora él está agradecido de tener un modesto empleo en una fábrica de camisetas. Al igual que muchos otros, su único deseo es poder enviar algo de dinero para que sus hijos puedan comer.
El mensaje que he escuchado consistentemente es: “no queríamos irnos, pero tuvimos que hacerlo”.
Después de hablar con tantas personas, me ha quedado claro que estos movimientos no son voluntarios.
Los venezolanos que conocí no van al norte a Estados Unidos, sino que viajan al sur, hacia Perú. Muchos han ido también a Colombia y a Ecuador, países que igualmente han sido muy generosos en este momento tan importante.
Al igual que en casi todas las crisis de desplazamiento, es a los países con menos recursos a los que se les pide que hagan más. Quiero agradecer al pueblo de Perú por su generosa y resiliente respuesta a esta situación tan difícil.
Le dije al Presidente Vizcarra cuánto aprecia el ACNUR los pasos que ha tomado Perú para ayudar a los venezolanos a tener una condición legal y acceso a servicios básicos. Y discutimos los esfuerzos regionales que se están llevando a cabo en el proceso de Quito, que es un primer paso hacia una solución regional.
También hablamos sobre qué más puede y debe hacer la comunidad internacional para apoyar a Perú y sus vecinos.
El número de desplazados en todo el mundo sigue aumentando, ahora es de 68,5 millones de personas. Una persona es desplazada a la fuerza cada dos segundos como resultado del conflicto o la persecución.
Existe una preocupación pública justificada sobre este movimiento sin precedentes de personas a través de las fronteras a nivel internacional. Y una percepción de que la distinción entre refugiados y migrantes económicos, consagrada en el derecho internacional, se está borrando.
Mientras que los migrantes económicos eligen mudarse, a menudo por razones muy comprensibles, los refugiados enfrentan una amenaza inmediata a la vida y no pueden regresar a sus hogares de manera segura, y su protección se convierte en una responsabilidad internacional compartida.
En un momento en el que se cuestionan los principios fundamentales, es más importante que nunca que tengamos los sistemas y los recursos establecidos para identificar a las personas con solicitudes de asilo genuinas, y para asegurarnos de que tengan el apoyo que necesitan. Es crucial reforzar el estado de derecho, el respeto de los derechos humanos, la protección internacional y los sistemas de asilo.
Esto se aplica igualmente a la situación en México, donde ACNUR está reforzando su presencia en el sur, alentando a las personas a registrarse y solicitar asilo a través de medios legales, donde pueden definir sus razones para buscar asilo.
Sobre todo, donde sea que vivamos, necesitamos que nuestros gobiernos hagan más para enfrentar el conflicto y la inseguridad que están causando las situaciones de refugiados, para que las personas puedan regresar a sus países. En mi experiencia, la gran mayoría de los refugiados quieren hacer precisamente eso, regresar a casa.
Me ha conmovido profundamente la dignidad y la fuerza de las personas refugiadas venezolanas que he conocido en esta visita, así como la calidez y la generosidad del pueblo peruano.
Muchas gracias por darme la bienvenida en su hermoso país.
Tu causa es mi causa.