A sus 45 años, el venezolano Luis Miguel Vence le dio una gran alegría a su país tras figurar entre los ganadores del prestigioso premio Nobel de Medicina del 2018, entregado el pasado lunes 1 de octubre, por su trabajo en inmunoterapia aplicada al tratamiento del cáncer, utilizando un revolucionario enfoque para lidiar con esta enfermedad.
Watch the moment the 2018 Nobel Prize in Physiology or Medicine is announced.
Presented by Thomas Perlmann, Secretary-General of the Nobel Committee. pic.twitter.com/uSV5gp6A5P
— The Nobel Prize (@NobelPrize) October 1, 2018
Luis Miguel Vence es uno de los jefes del grupo que se alzó con este galardón, de acuerdo con lo reseñado por Efecto Cocuyo. «Recibimos la noticia con mucha alegría. El premio es muy grande, un reconocimiento a nuestro trabajo. Eso significa que hay muchas personas beneficiándose de la inmunoterapia». Asimismo, aclaró que el galardón lo recibió su jefe, el estadounidense James Allison. Pero Vence es el coordinador de uno de los 4 grupos que supervisa Allison, por lo que tiene un equipo de 20 personas que trabaja arduamente para ganarle la batalla al cáncer.
«Hay cuatro directores; yo me enfoco en el estudio de los tumores sólidos; hay un patólogo que estudia los exámenes patológicos; un especialista que estudia tumores líquidos y el último que trabaja en otros tipo de cáncer», explicó.
#SepaQue El caraqueño Luis Miguel Vence es uno de los coordinadores de los cuatro grupos de trabajo supervisados por James Allison, ganador del Premio Nobel de Medicina 2018 https://t.co/6McnzVUChJ pic.twitter.com/wP3b2S5px7
— Efecto Cocuyo (@EfectoCocuyo) October 3, 2018
«El sistema inmune está entrenado para atacar lo que no es parte de él; el problema es que el cáncer sí es parte del cuerpo humano. El cáncer muta, son células que proliferan rápidamente y por diferentes razones se vuelven en contra de la persona que lo alberga. La genialidad de la aproximación de Allison es que la cura no la buscaron en el cáncer directamente, sino que ampliaron su mirada hacia el sistema inmunológico. Y la respuesta la encontraron en las moléculas bautizadas como CTLA-4 y PD-1. Ambas actúan como ‘frenos’ que impiden que los linfocitos T -una especie de soldados defensores- combatan a las células cancerosas, porque las reconocen como propias. Pero, al eliminar esa barrera, los ‘soldados’ tienen luz verde para atacar al enemigo. En este caso, los tumores», agregó el joven que estuvo por última vez en Venezuela en 2002.