La actriz, cantante y presentadora venezolana Erika de la Vega dijo recientemente que el humor la ha salvado de los embates de la vida, una idea que no entenderían los seguidores de una de las estrellas más exitosas de América Latina, a menos que recuerden que ella es una entre millones de personas que debieron salir de la sufrida Venezuela para empezar una nueva vida en Florida.
De la Vega llegó hace poco más de cinco años a la ciudad de Miami, donde disfruta de la colada de café cubano y de las playas.
Una de sus batallas, -explicó-, es contra la nostalgia. «Hay que manejarla con cuidado, la nostalgia hay que controlarla y hay que de vez en cuando amarrarla».
“El humor me ha salvado de la nostalgia”, enfatizó sentada en el escenario del teatro Colony, una de las joyas de Miami Beach, donde estrenó el jueves en la noche su primer trabajo como actriz, con la espectacular puesta en escena de la obra “Puras cosas maravillosas”.
De la Vega narró que además de la nostalgia, encara cada día el dolor que le genera la crisis que vive su país. Extraña también los frutos no necesariamente económicos que le dejó años en su ascendente carrera.
«Esta obra me ha removido muchas cosas. Estoy llorando demasiado fácil», admitió con cierta frustración. “Puras cosas maravillosas” cuenta la historia, de forma unipersonal e interactiva con el público, de una mujer que desde su infancia ha convivido con la depresión aguda de su madre, los intentos de quitarse la vida y una lucha constante por anclarla justamente a las cosas maravillosas de la vida.
El tema de esta obra se torna particularmente relevante tras los suicidios de personalidades como Kate Spade y Anthony Bourdain.
La estrella venezolana aclaró que el tema no guarda relación con su vida: «Yo nunca he tenido ese tipo de depresión, pero sí momentos duros».
Pese a que lleva más de cinco años en Miami, -dijo-, no se siente aun en casa, pese a que parte de su familia vive en el Sur de Florida y su hijo Matías se ha integrado con facilidad.
«Así nos sentimos, creo, muchos de los que hemos venido prácticamente sin querer, escupidos por el país”, afirmó.
Quizá justamente por la sensación de desarraigo, sumado a su gran talento, De la Vega brilla en el escenario del Colony. Domina la escena y se entrega totalmente a un guión que flota entre el dolor oscuro de la madre y la luz que le va ofreciendo la hija, entre la actuación y la improvisación.
No hay que esforzarse mucho para hacer el paralelismo a una inmigrante que busca cosas maravillosas en su nueva ciudad. Nuevas anclas para disfrutar de una nueva vida.
“Puras cosas maravillosas”, una obra dirigida por el también venezolano Michel Haussman, es un regalo para los que hablamos español y amamos el teatro.
De la Vega como actriz es una revelación. Y el público la disfrutará mejor si lleva la tarea hecha y va pensando en al menos una de las cosas que hacen su vida maravillosa, como las arepitas fritas, el café cubano, el olor en el cuello de un bebé, o las obras de teatro, como esta, que de repente y sin darte cuenta te cambian el humor y hasta te hacen hablar más sobre lo bueno de estar vivos.
Con información de El Nuevo Herald.