El mediático caso de Elián González, el niño cubano que en 1999 naufragó en las costas de EE.UU. y protagonizó una batalla político-judicial entre ambos países por su custodia, llegó hoy al cine de la mano del festival de Tribeca.
El documental «Elián», que se estrenó mundialmente en la sección «Spotlight Documentary», explora cómo este joven, que tenía tan solo cinco años cuando llegó a Estados Unidos, se convirtió en el centro de un intenso conflicto entre su padre, quien lo quería de vuelta en Cuba, sus familiares de Miami (Florida) y las autoridades.
«Yo había escrito sobre este caso hace años y me di cuenta de que era una historia mucho más profunda de lo que se veía en
pantalla», asegura el director del filme, el periodista Tim Golden, en una entrevista telefónica con Efe.
Elián fue rescatado por dos pescadores cuando se encontraba varado en mar abierto, tras intentar emigrar ilegalmente al país en una balsa en la que viajó junto a su madre y otras nueve personas que fallecieron ahogadas.
Durante su estancia en EE.UU., sus familiares se hicieron cargo de él y pelearon durante meses ante un tribunal para conseguir que permaneciera en el país, si bien finalmente su padre recuperó la custodia.
No obstante, cuando perdieron el caso, sus tíos se negaron a cooperar para enviarlo de vuelta a Cuba porque creían que el sacrificio de su madre por un futuro mejor habría sido en vano.
«El punto de partida fue intentar rescatar el lado humano de una familia dividida por este episodio, y de toda esa gente que, como Elián, han quedado olvidados en la batalla política. (…) Y tratar con respeto los puntos de vista de ambas partes», explica Golden.
El director asegura que el caso no sólo fue otro drama familiar, también acrecentó las prolongadas tensiones entre Cuba y
EE.UU., ya que Fidel Castro encabezó las multitudinarias protestas que tuvieron lugar en la isla para exigir el regreso del niño.
Dieciocho años después, González ofrece en este documental la primera entrevista acerca de sus recuerdos, su pasado y lo que supuso para él crecer en Cuba junto a su padre, así como la estrecha relación que formó con Castro a raíz de su experiencia.
«(El caso) afectó de una forma profunda al liderazgo político de la comunidad cubana en EE.UU. Fue una línea divisora en la historia y trayectoria de esa comunidad», asevera Golden, quien cubrió para The New York Times la historia.
Así, considera que el caso de Elián fue «fundamental» en la relación entre ambos países y para toda una generación de migrantes cubanos en EE.UU., ya que enfrentó a los simpatizantes y opositores de la revolución de Castro e introdujo «nuevas voces» y cambios en la filosofía del exilio.
«Algunos de los que participaron en las negociaciones surgieron después como dirigentes políticos, buscando una solución más moderada, estratégica y eficaz para propiciar el cambio en Cuba», afirma Golden.
En cuanto a la relación entre Elián y su padre, asegura que es «muy estrecha y cercana», si bien reconoce que fue «muy impactante» y traumático para el progenitor volver a pensar en todo lo que experimentó en aquella época.
Por su parte, el productor Trevor Birney recordó durante la presentación que este documental es también un reflejo de la situación de miles de familias cubano-estadounidenses que viven separadas debido a las disputas sobre el régimen existente en su país.
«Prometimos que trataríamos la historia con respeto y veracidad y creo que cumplimos totalmente con esa promesa. Fue enormemente difícil convencer a la familia en Miami, porque ellos tampoco habían contado su historia nunca antes», explica Golden.
Como explica el director, la historia de Elián fue un tema muy seguido por los canales locales hispanos, nacionales e
internacionales, hasta el punto de que se convirtió en un episodio de «telerrealidad».
«Fue la primera vez que las cámaras entraban de esa forma en las vidas de personas que salen en las noticias, estaban inmiscuidos en la vida cotidiana de la familia», subraya Golden.
El director destaca la importante participación de CNN, así como el gran esfuerzo de investigación que hizo su equipo, que tuvo que buscar material entre archivos de video que no estaban digitalizados y examinar más de 500 horas para reconstruir cinematográficamente esta historia transcurrida entre Miami y La Habana.
Elián González, de 23 años, revela en el documental la profunda admiración y respeto que siente por el fallecido Castro, a quien considera un «padre» y un «amigo», así como su agradecimiento al pueblo cubano por haberlo llevado de vuelta.