La artista española dejó la energía altísima y lanzó su candidatura inapelable para el mejor show de esta edición de Viña.
Con un dominio espectacular, en sus dos horas y media de presentación Pantoja convirtió el gigantesco escenario del Festival en una cita íntima donde ella era la anfitriona y reina.
A ello contribuyó una orquesta de más de 90 músicos, el mayor despliegue técnico en la historia del evento, aunque eso no evitó que hubiera algunas descoordinaciones menores con la orquesta que sacaron muchas risas.
El momento incomodo de la noche
Isabel Pantoja también dejó para el recuerdo una inolvidable salida de libreto dirigida al jurado del Festival. En plena actuación, la española, indignada, los encaró por no estarle prestando atención. “Hay muchos sitios para hablar, no la primera fila. Sea quien sea, a un artista hay que respetarlo”, dijo.
No hay dudas de que el Festival de Viña es sinónimo de altas horas de la madrugada, pero de todas maneras sonó como un abuso que Río Roma pudiera pisar el escenario a las 3:20 de la mañana. Aunque su público fiel entonó las canciones románticas y celebró instantes como la intervención del vocalista de Sin Bandera, quedó la misma sensación que todos los años: que el horario de aparición del artista que cierra la noche sigue siendo el gran talón de Aquiles del evento.