El administrador del patrimonio de Prince, durante mucho tiempo enfrentado a la industria de la música, anunció este jueves un acuerdo con el sello musical más grande del mundo, Universal, para lanzar gran parte del amplio catálogo del ícono del pop.
Con este acuerdo, Universal ostenta los derechos de la música inédita que Prince dejó en la legendaria caja fuerte, también conocida como La Bóveda, que tenía en Paisley Park, en Minnesota (norte), donde murió en abril del año pasado.
Universal también controlará 25 álbumes que Prince lanzó con su propio sello NPG Records desde mediados de los 90, cuando escribió «slave» (esclavo) en su mejilla y cambió su nombre por un símbolo impronunciable para pelear su contrato con Warner Brothers.
Universal había dicho, sin dar más detalles, que iba a conseguir los derechos en Estados Unidos para «algunos famosos álbumes de Prince entre 1979 y 1995», la época más emblemática de la estrella, cuando encabezó las listas con «Purple Rain» y otros trabajos.
«Prince fue uno de los grandes talentos musicales de todos los tiempos, un genio incomparable como intérprete, artista y compositor», dijo en un comunicado Lucian Grainge, jefe y director ejecutivo de Universal Music Group, que no reveló el monto del acuerdo.
L. Londell McMillan, quien fue abogado de la estrella durante mucho tiempo y que actualmente representa a su patrimonio, dijo confiar en que Universal -que alcanzó previamente un acuerdo aparte para los derechos de las composiciones de Prince- «presentará la música de Prince con una visión holística que celebre su condición de ícono».
Prince murió a los 57 años por una sobredosis accidental de analgésicos sin testamento y sin herederos, dejando su legado en una total confusión.
El administrador del patrimonio de Prince también parece haber sellado acuerdos para llevar su música a los principales sitios de streaming como Spotify, que ha estado publicando anuncios en el color púrpura en los días previos a la entrega de los premios Grammy del domingo.
Prince era un duro crítico de las disqueras y más tarde de internet, y consideraba que las corporaciones sometían a los artistas a la esclavitud virtual.
Sólo divulgó su música en línea en el servicio Tidal de Jay Z, de quien dijo que le dio una enorme libertad artística.