[dropcap]“E[/dropcap]l silencio”, del venezolano radicado en Argentina Arturo Castro Godoy, logró emocionar hoy durante su estreno en la competencia argentina del Festival de Cine de Mar del Plata, donde fue recibida con fuertes aplausos. NP
Protagonizada por Alberto Ajaka y el joven Tomás del Porto en los papeles de padre e hijo, “El silencio” es la historia de un chico de 17 años que, poco tiempo después de enterarse de que dejó embarazada a su novia, decide emprender viaje a dedo hasta el pueblo donde vive su padre biológico, con el que nunca se encontró cara a cara.
“La película tiene que ver con el crecimiento, con la necesidad que tenemos a veces de resolver cosas del pasado para saber cómo plantarnos de cara a lo que se viene”, apuntó hoy su director, Castro Godoy, quien incursiona con “El silencio” en la ficción tras haber rodado el documental “Trombón” (2009).
Si bien vivió hasta los 17 años en Caracas, Castro Godoy se mudó luego a la provincia argentina de Santa Fe, donde estudió cine en el Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales. Su película ha tenido hasta ahora junto a “Pinamar”, de Federico Godfrid, una de las mejores recepciones por parte de la crítica en la competencia argentina.
Más tarde, se proyectó en el marco de la misma competencia “Los globos”, de Mariano González, otro film centrado en la paternidad y algo más duro que el de Castro Godoy.
“El silencio es la materia prima de la tensión”, afirmó hoy el director sobre el título de la película. Y esa tensión velada, que busca una resolución pero necesita de sus tiempos, es lo que se percibe cuando Tomás viaja hasta el pueblo de Los Espejos y logra que su padre biológico, Camiloñ(un impecable Ajaka) le de un trabajo temporal en su taller de carpintería.
A poco tiempo de llegar, Tomás se da cuenta de que su padre, un hombre llano y en principio algo tosco pero cálido, no sólo tiene pareja sino también un pequeño hijo. Camilo, que en principio no sospecha nada,ñle da a Tomás algunos encargosñsimples ordenando un galpón y emparchando viejos botes. Un trabajo de reparación similar al que deberán hacer los dos protagonistas para recomponer el vínculo padre-hijo que nunca tuvieron.
Completan el elenco Vera Fogwill (en un pequeño pero destacable papel)ñy Violeta Vignatti como la madre y la novia de Tomás, respectivamente.
“Esta es una película de estados y asume el riesgo de ir a esos estados que generan los vínculos, sin amarretear (escatimar)”, dijo por su parte Ajaka, quien además es director teatral y se ha destacado en numerosos papeles en televisión en series como “El puntero” y “Guapas” o la telenovela “Los ricos no piden permiso”. “No hay aquí un intento de esconderse tras una falsa austeridad expresiva”.
Castro Godoy conoció a Tomás del Porto cuando trabajaba como Asistente de Dirección de “El fausto criollo” (2011), de Fernando Birri, y Tomás tenía apenas 10 años. “No es fácil encontrar actores como Tomás que tienen un rango muy amplio de cosas que pueden decir con muy poco”, apuntó el director, quien tuvo las mismas palabras para Ajaka: “Alberto puede contar mucho con muy poco y generar naturalidad en cualquier situación”.
“El silencio”, rodada en Santa Fe, es un buen ejemplo de la voluntad que manifiestan desde hace tiempo los programadores del Festival de Cine de Mar del Plata de federalizar los contenidos. Es decir, de exhibir en la competencia argentina -una de las mayores vidrieras que puede tener la producción nacional- y en el resto de secciones películas de calidad rodadas y producidas no sólo en la ciudad de Buenos Aires, donde se concentra gran parte de la industria cinematográfica, sino también en otras provincias.
Entre los 12 títulos argentinos en competencia en esta edición se encuentran también “La siesta del tigre”, del director radicado en Entre Ríos Maximiliano Schonfeld, “El aprendiz”, de Tomás de Leone, rodada en la ciudad costera de Necochea, en la provincia de Buenos Aires, y “No te olvides de mí”, que transcurre en el interior de la misma provincia. Por su parte, “Fuga de la Patagonia”, de Javier Zevallos y Francisco D’Eufemia, fue filmada en el sur del país.