[dropcap]P[/dropcap]ara ciertas personas, ver películas comúnmente considerada como «malas» -ya sea por su bajo presupuesto u otros motivos, supone una experiencia realmente divertida, que sólo pueden compartir con unos pocos. Sin embargo, un estudio acaba de revelar que dichas personas no deberían preocuparse si no encuentran a nadie con quien compartir este placer: el disfrutar de estas películas provoca que sean más inteligentes.
Según recoge Independent, el científico Keyvan Sarkhosh ha llegado a la conclusión de que esto es propio de «omnívoros culturales«: una audiencia de gran formación que considera estos filmes como un «interesante y bienvenido desvío de lo convencional». En efecto, parece que hay películas que, de tan malas como son, llegan a ser buenas.
El estudio se centra especialmente en películas de terror de serie B como la saga de Sharknado cuya última entrega fue emitida el pasado 31 de julio- o la célebre Trolls 2. Sin embargo, tampoco hace excepción con otros filmes como The Room, catalogada como la peor película de la historia, y también como una de las más divertidas.