[dropcap]E[/dropcap]dgar Ramírez es uno de los actores venezolanos con mayor proyección en el mercado cinematográfico, tanto así que ha compartido pantalla con grandes del cine, como Robert De Niro, Mickey Rourke, Los hermanos Scott (Tony y Ridley), Eric Bana, Liam Neeson, Kathryn Bigelow entre otros.
Recientemente, el recordado «Cacique» estrenó las películas «Joy» donde comparte protagonismo con la ganadora del Óscar, Jennifer Lawrence, y el film de acción «Point Break», remake de la famosa película dirigida por Kathryn Bigelow y protagonizada por Keanu Reeves y Patrick Swayze en el añ 1991.
Luego de tanto trabajo, Ramírez decidió darse un descanso para recibir en nuevo año en playa del carmen en México, acompañado de grandes amigos, uno de ellos el talentoso dj Steve Aoki, quién hace un pequeño cameo en «Point Break».
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Sin embargo, no todo es celebración y descanso, puesto que el venezolano no ha parado de promocionar su más recientes proyectos cinematográficos. Fotogramas.com página web especializada en cine, le realizó entretenida entrevista el nuevo galán de Hollywood.
¿Es un remake o no es un remake?
Es una reinterpretación. La estructura se mantiene, pero el guión es distinto. Pasa en la actualidad y el mundo ha cambiado mucho en 25 años. En 1991, Estados Unidos salía de una década con Reagan, venía de la locura de los 80. El dinero, la acumulación, Wall Street. La banda de Bodhi se rebelaba contra esa celebración de la avaricia. Ahora estamos en una película en la que se ha visto que todas aquellas promesas no eran ciertas. Es un mundo desilusionado, y la nueva banda de Bodhi ya no es tan hedonista. Son guerreros ecológicos y quieren tumbar el sistema.
Kathryn Bigelow le dirigió en ‘La noche más oscura’. ¿No se sintió traicionada?
Lo primero que hice, antes de firmar, fue llamarla. Y se emocionó mucho. Empezó a gritar como loca, y me fui a hacer la película con su bendición total. Tengo que decir que hay un machaque, como un hating, con el tema de los remakes. No hay esa reacción de territorialidad cuando alguien monta otro Hamlet, o un Lorca. Las películas, en cambio, se han convertido en fetiches, y por eso nos ponemos tan intensos. Pero si una historia es buena, y tiene una cierta universalidad, siempre será susceptible de ser recreada.
En esta ocasión se amplía la gama de deportes extremos…
Sí, el film trasciende el tema del surf para tocar diferentes disciplinas. Fue una suerte que nadie muriera, porque ha sido una expedición por los cuatro continentes, a través de 11 países. Hemos tenido acceso a varias de las localizaciones más majestuosas del planeta. En Tahití pillamos las olas más grandes de los últimos 50 años: ¡las olas no las puedes planificar! Y estas venían directamente de la Antártica.
¿No es una de esas películas con pantalla croma y muchos efectos?
Es todo lo contrario brother. Esta película es todo menos CGI. Otra cosa que me atrajo mucho es que contamos con los mejores profesionales: las secuencias de snowboard corrieron a cargo de Xavier de la Rue, uno de los snowboarders más legendarios, y Lloyd Hamilton, uno de mejores surfistas de ola grande del mundo, fue el que me enseñó a surfear.
¿Nunca había surfeado antes?
No, aprendí para ‘Point Break’. Tampoco me había lanzado en paracaídas, ni nada. Yo no soy un tipo extremo. Mi adrenalina viene por otro lado. Pero lo hice, y fue increíble. Me tiré literalmente del top de Salto Ángel con una cuerda, a más de 1.000 metros de altura. Es la catarata más alta de del mundo, y está en Venezuela.
¿Cómo ve las cosas en su país natal?
Sigo viviendo en Venezuela, aunque viajo mucho y paso poco tiempo ahí. Está complicado. América Latina siempre es un sube y baja en temas económicos. Somos ricos diez años y somos pobres 20, y así. Es lo normal, porque exportamos recursos naturales, que siempre fluctúan. El tema de la inseguridad es el que más me preocupa. Hay mucha impunidad y una polarización tremenda. Todo se divide en dos: estás conmigo, estás en mi contra. Es doloroso, pero tu país es como tu familia.
Usted protagonizó ‘Carlos’, de Olivier Assayas. Y Carlos también es venezolano. Y terrorista, como Bodhi.
¡Son muy distintos, brother! Obvio que el terrorismo tiene mucho que ver con la espectacularidad y el teatro. El auténtico Carlos publicó una carta en Le Figaro, durante el pase del film en Cannes, que duró cinco horas y media. Decía cosas tiradas por los pelos, como que teníamos la misma raíz, por llevar el mismo apellido… No le di importancia, lo que hice no fue más que otra reinterpretación. Al fin y al cabo el propio Carlos es una invención de Ilich Ramírez Sánchez, su verdadero nombre. No había que ponerse tan intenso.