[dropcap]E[/dropcap]l primer trimestre del embarazo suele estar atravesado por malestares, mucho sueño y unos cuantos temores. El último mes, el tamaño de la panza puede resultar inmanejable, como la ansiedad por el inminente nacimiento. En el medio, el sexo no tiene por qué verse perjudicado por el embarazo. Claro que habrá que priorizar la comodidad de la mujer e ir adaptándose a la panza creciente.
El segundo trimestre es el más “sexual” del embarazo. Es cuando las hormonas femeninas provocan cambios en los pechos y los genitales, fortaleciendo la sensación orgásmica gracias al incremento del flujo sanguíneo y la mayor sensibilidad en las terminaciones nerviosas. Además de la mayor lubricación, los labios vaginales estarán más voluminosos.
Si bien las posturas y frecuencia de las relaciones dependerán de cada pareja, se pueden seguir algunas recomendaciones a la hora de elegir: es preferible que sea la mujer quien controle el ritmo y la intensidad del encuentro; hay que evitar las penetraciones bruscas y –cuando el embarazo está avanzado– optar por las laterales y posteriores.
El cuerpo de la futura madre debe permanecer siempre cómodo y relajado, sin realizar movimientos o posturas que la hagan perder el equilibrio o correr el riesgo de golpearse. Está contraindicado que el peso del varón se deposite sobre el abdomen de la mujer o sobre su pecho, dificultando su respiración.
Él arriba, ella abajo.
La postura más tradicional para hacer el amor puede mantenerse en el primer tramo del embarazo, pero se hará más incómoda a medida que pasen los meses. Entonces, el hombre tendrá que sostener su peso con los brazos a ambos lados de su pareja, para evitar la presión sobre el bebé.
Al borde de la cama
Para evitar que el peso del hombre aplaste la panza, la mujer puede colocarse boca arriba con la cola justo al borde de la cama. Él, parado o arrodillado adelante, sosteniendo las piernas de su mujer. La penetración se logra con facilidad, incluso cuando la panza es prominente.
Los dos de lado
Se trata de la famosa “cucharita”. Es una cómoda postura para el último tramo del embarazo. Permite una penetración suave, con él recostado detrás de ella y ambos en posición fetal. La panza, en tanto, reposa sobre la cama sin recibir presión. Las manos libres invitan a las caricias.
Sobre una silla
El varón puede sentarse y apoyarse en el respaldo, mientras su compañera se sienta encima. Al principio, pueden estar cara a cara. Con el correr de los meses, se impondrá un cambio: ella se sentará de espaldas a él, para poder controlar el ritmo, la intensidad de la penetración y mantener la panza sin presiones.
Ella arriba
Él se recuesta boca arriba y ella se sienta encima, mirándolo de frente. Esta postura será algo menos cómoda en el último tramo de la gestación, y puede resultar un poco cansadora para las piernas, por lo que se sugiere no mantener la misma postura por largo tiempo.
En cuatro patas
Una vez que la panza es prominente, el “perrito” es una de las opciones más placenteras. La mujer se coloca en cuatro patas, con las piernas levemente abiertas, y su compañero se ubica detrás. Otra opción, los dos de rodillas pero con los torsos levantados, apoyando los brazos sobre la cama o el sofá.
¡VAMOS!