Los medios de comunicación locales informaron de que su muerte se produjo durante la madrugada de este sábado mientras dormía.
Asimismo señalaron que en las últimas semanas se había visto obligado a guardar reposo aquejado de una bronquitis.
La cámara ardiente será instalada el lunes en la Casa del Cine de Roma a partir de las 9:00 am, hora local.
Rosi nació en Nápoles (sur) el 15 de noviembre de 1922 y fue allí donde comenzó a estudiar Derecho, si bien pronto abandonó la universidad para dedicarse al dibujo.
A los 22 años se trasladó a Roma para iniciarse en el teatro, desde donde pasaría al mundo del cine para trabajar en un principio como ayudante de cineastas como Michelangelo Antonioni en su película I vinti (1953) o Lucchino Visconti y su La terra trema (1948) o Parigi é sempre Parigi (1951), entre otras.
Su primer trabajo como director llegó en 1958, cuando presenta La sfida con el que recibe el premio a la Mejor Ópera Prima en la Mostra de Venecia.
Cinco años después, con Le mani sulla città (Manos sobre la ciudad), consigue el León de Oro del festival veneciano.
En 1965 dirige en España un filme sobre el toreo titulado El momento de la verdad, con guión de Pere Portabella, en el que narra la vida de Manuel, un joven que recurre al toreo como único modo para salir de la miseria.
Rosi, uno de los directores más aclamados de la cinematografía italiana, es recordado como un cineasta muy interesado en los problemas sociales, sobre todo los que tienen que ver con el crimen organizado o la mafia. Así, dirigió una cinta titulada Salvatore Giuliano (1961) sobre la vida de este bandolero siciliano relacionado tradicionalmente con la mafia.
Con Il caso Mattei (1972), Palma de Oro en Cannes, abordó uno de los mayores misterios italianos, la muerte del que fuera presidente de la petrolera ENI, Enrico Mattei, que falleció cuando explotó en el aire el avión en el que viajaba en 1962.
Otros títulos de la nómina de Rosi fueron Lucky Luciano (1973), Cadaveri eccellenti (1975), Cristo se detuvo en Eboli (1978) y Tres hermanos (1981).
En 1984, rodó una versión cinematográfica de la ópera Carmen, interpretada por Plácido Domingo y con coreografía de Antonio Gades.
En 1987 dirigió Crónica de una muerte anunciada, película basada en el relato homónimo de Gabriel García Márquez.