[dropcap]L[/dropcap]a mujer que denuncia haber sido obligada cuando era menor a mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés de Inglaterra ha anunciado que no cejará y que no permitirá que la silencien.
La denunciante afirma que fue forzada, cuando era menor, a mantener relaciones sexuales con el duque de York en Londres, Nueva York y el Caribe durante orgías en las que habrían participado otras menores.
La supuesta víctima (bautizada como «Jane Doe #3» en la denuncia para proteger su identidad) asegura que tenía 17 años cuando fue reclutada por el financiero y proxeneta Jeffrey Epstein (condenado en su día a 18 meses de cárcel por pederastia) como «esclava sexual» en la red de prostitución que el financiero ponía al servicio de sus amigos «ricos y famosos», entre los años 1999 y 2002.
En la denuncia, junto al príncipe Andrés, se citan otros dos nombres ilustres. Ha trascendido que Alan Dershowitz, uno de los abogados de Epstein y jurista de prestigio. Interrogado por la agencia AFP, este profesor de Harvard ha negado categóricamente su implicación y ha acusado a la denunciante de haber «fabricado la historia» para sacar rédito económico. «Estoy limpio y me voy a defender porque no tengo nada que ocultar», ha anunciado.
«Este tipo de ataques en mi contra son exactamente la razón por las que las víctimas de abusos sexuales guardan generalmente silencio y así ha sido también en mi caso. Pero esto va a cambiar. No me voy a dejar intimidar ni condenar al silencio», responde Jane Doe en un comunicado que reproduce el diario británico The Guardian.
No es la primera vez que el nombre del príncipe Andrés, segundo hijo de la reina Isabel II y quinto en el orden de sucesión al trono británico, sale en un asunto de estas características. Pero sí es la primera vez que la Casa Real, que suele guardar silencio ante estos asuntos, reacciona. Temen que los excesos del príncipe Andrés (en su vida privada o en su dudoso papel como ex representante comercial del Reino Unido) pongan en un serio compromiso a la reputación de los Windsor. «Las acusaciones son totalmente falsas», afirman desde palacio.
[pullquote_right]No me voy a dejar intimidar ni condenar al silencio[/pullquote_right]
Protagonista de escándalos en el pasado
Las alertas saltaron en 2010, cuando el extinto semanario News of the World difundió un vídeo en el que Sarah Ferguson vendía por medio millón de libras (640.000 euros) el «acceso directo» a su ex marido. Pese a haberse divorciado en 1996, Sarah y Andrés han mantenido un extraña connivencia que puede estar muy relacionada con las eternas deudas de la duquesa de York, que llegó a aceptar varios préstamos personalísimos de Jeffrey Epstein, antes de que éste cayese en desgracia. «El príncipe Andrés es un padre de primera clase y un hombre de primera clase», fueron las palabras con las que Sarah Ferguson defendió a su ex marido, informa Carlos Fresneda.
Al fin y al cabo, y según reveló el Daily Mail, el avión privado de Epstein ha estado al servicio del príncipe Andrés para numerosos reencuentros familiares con las princesas Beatriz y Eugenia. A cambio, el ubicuo financiero ganó acceso directo a los royals y fue incluso invitado a un cumpleaños de Isabel II en el castillo de Windsor.
Tras el escandoloso juicio y la sentencia de 2008 por dos casos probados de explotación sexual de menores (en otros 17 casos llegó a acuerdos extrajudiciales con sus supuestas víctimas), la Casa Real rompió sus vínculos con el financiero. El duque de York, sin embargo, no tardó en rondar a su viejo amigo tras su salida de la cárcel.
En esos años vividos peligrosamente, estuvo también en el ojo del huracán por su papel como representante comercial del Reino Unido, siempre presto a rodearse de personajes turbios como Saif Gadafi (hijo del ex dictador libio), el traficante de armas Tarek Kaituny o el yerno del presidente de Kazajistán, Timar Kulibayeb (al que le vendió su casa de Berkshire, regalo de boda de su madre, por 17 millones de euros).
Ante las presiones del Parlamento, el príncipe Andrés dimitió en julio de 2001 como representante especial, pero siguió viajando por cuenta del erario público a China, Mongolia, Arabia Saudita, Quatar, Abu Dhabi y Turkmenistán. A su paso Bahrein provocó las protestas de Human Rights Watch, al igual que con su encuentro secreto en Azerbaiyán con el presidente Ilham Alijev, acusado de usar la tortura contra sus propios ciudadanos.
Hasta la fecha, la duda era hasta qué punto estaba el duque de York al tanto de las correrías sexuales de su amigo norteamericano. La nueva denuncia es la primera que implica directamente al príncipe Andrés en la supuesta red de prostitución de menores de Epstein. En un artículo aparecido en 2011 en Vanity Fair, el propio Andrés negaba haber mantenido «contacto sexual» con las «chicas» de Epstein. Decenas de fotos acreditan sin embargo su presencia en las fiestas del financiero, que solían degenerar en orgías. En una de ellas se le ve incluso en compañía de Virginia Roberts, la «masajista erótica» predilecta del magnate norteamericano, que tendrá que rendir de nuevo cuentas ante la justicia.