[dropcap]M[/dropcap]aluma tiene una debilidad por la comida. Para él, el arroz con huevo y plátano maduro, preparado por Marlli –su mamá– es un manjar. “Es como si fuera la comida más costosa del planeta”, dice. En la adolescencia pensó que su futuro estuvo entre el fútbol y la música. Si ninguna de esas dos opciones hubiera dado fruto, Maluma confiesa que sería chef.
En su casa, donde vive solo desde hace un año, él mismo hace la lista del mercado y cada vez que el trabajo se lo permite va al supermercado. Aunque su mamá le enseñó a cocinar, le gusta inventar recetas con lo que puede encontrar en la nevera. El ajo es su ingrediente favorito y ni por equivocación come mondongo.
Pero su relación con la comida también ha tenido excesos. Entre los 10 y 12 años tuvo unos kilos de más. “Fui gordito con celulitis y todo. Mi mamá me engordó”, dice riéndose. Desayunaba con un plato típico paisa conocido como migaitos, una mezcla de chocolate, galletas picadas y queso. Ahora cuida su alimentación porque es la manera de mantener su cuerpo.
Maluma
A sus 20 años, Juan Luis Londoño –conocido como Maluma– es el cantante de música urbana más exitoso del momento. Sin embargo, a pesar de la fama continúa siendo el niño de la casa. A Juan Luis le da “mamitis” cuando ella lo deja solo. Hace un año se fue de la casa de sus papás. No fue un momento fácil para su mamá, quien casi no lo asimila porque él es el hijo menor y el consentido. Incluso todavía lo regaña por ser desordenado.
“Cuando viene a Bogotá me dice: ‘Juan Luis, ¿cuándo vas a aprender a doblar la ropa?’ Le digo, mamá pero si estoy en un hotel ellos me pueden ayudar a hacerlo y ella me dice: ‘No me importa’. Son regaños necesarios”, dice.
La salsa es su música favorita y Héctor Lavoe su ídolo. No comprende la “gritería” del Heavy Metal y creció interpretando las canciones de Andrés Cepeda. Toca la batería porque a los dos años de edad su papá le regaló una. Está en clases de guitarra y le gustaría aprender piano. Por ahora no le interesa ir a la universidad. Es romántico, coqueto, fashionista, buen cocinero y un excelente bailarín. Su mamá es la mejor pareja a la hora de bailar porque tiene un “swing miedoso”. No se siente sexy pero tampoco feo y está soltero por falta de tiempo.
Maluma dice llevar la música en la sangre. Admite que su carrera ha progresado rápidamente y no ha tenido mucho tiempo para aprender. Pero tomó clases de técnica vocal y música. “No he tenido tiempo de estudiar. Pero soy compositor, tengo muchas habilidades que nacieron conmigo”.
Sorprende cuando dice con convicción que no es reguetonero. Se define como un artista de pop urbano. “Gracias a Dios aparte de hacer reguetón me gusta hacer balada, pop, electro y mambo. Me gusta experimentar y hacer cosas diferentes. El reguetón lo llevo en la sangre y es una de las cosas que más me gusta hacer. Pero mi género es diferente. Creo que estoy empezando a crear uno propio”.
Sobre las letras de la música urbana que ponen a la mujer como un objeto sexual, Maluma dice que el género está estigmatizado. “Si escuchas otros géneros van a decir lo mismo pero en otras palabras. No lo dicen de frente. Las canciones de salsa casi todas hablan de sexo. En el género urbano hay mucha gente que no tiene pelos en la lengua y eso genera polémica. Yo trato de ser sutil porque eso tampoco me llena. Pero cuando quiero decir algo, lo digo porque soy un artista real”.
Compone cerca del 80 por ciento de sus canciones. Recibe de sus productores las pistas o los acordes a través de correo electrónico. El mejor momento para ponerle letra es en los vuelos y con ayuda de su celular.
Maluma se encuentra en su mejor momento. En su agenda cada vez hay más conciertos, sus canciones son un éxito en la radio y es uno de los mentores en la ‘Voz Kids’ del Canal Caracol. “Dios me puso esos peladitos en un momento muy indicado de mi vida, donde necesitaba volver a sacar ese niño que llevaba dentro. Lo niños me dieron la posibilidad y oportunidad de vivir todo lo que me estaba perdiendo”.
No le molesta que los niños del reality show lo llamen maestro. “Todos tenemos cosas que enseñar y aprender de la vida. Como ellos me dicen maestro yo también les digo maestros. Los niños son los maestros más grandes, los que más te enseñan”.
“No soy vanidoso pero sí fashionista”
“Me gusta vestirme bien y me encanta comprar ropa”. Las gafas, los zapatos y las camisetas exóticas son sus favoritas. Tiene closet pequeño porque cada 15 días regala ropa que ya no usa a sus familiares, amigos o fundaciones en Medellín. Solo conserva prendas exclusivas o costosas porque le da pesar regalarlas.
Maluma no se practicaría ninguna cirugía plástica a menos que su salud esté en juego. En el colegio lo matonearon por su nariz aguileña. “Ya me la hubiera operado hace rato. Pero es linda, aguileña, bonita”, dice con humor. Aunque su dermatólogo le receta varias cremas para cuidar la piel solo usa bloqueador.
Está soltero pero quiere darse la oportunidad de compartir con alguien su vida. Pero el mayor obstáculo para el amor es su trabajo. “Si el tiempo fuera suficiente, me encantaría”. Es romántico y le gusta ser detallista. Dice no haberse enamorado del todo y aclara que la cantante mexicana Belinda no es su pareja. “Ojalá fuera mi novia –dice con entusiasmo– ella vino a Colombia por la ‘Voz Kids’”.
A Maluma le gustan los retos y uno de eso fue marcar los músculos de su abdomen. Durante varios días siguió una rutina muy estricta. Desayunaba claras de huevo y pollo desmechado, luego entrenaba y comía una proteína. El almuerzo y la comida eran una proteína con vegetales. Tomada cuatro litros de agua al día.
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Entrena tres veces a la semana por 40 minutos para mantener su cuerpo. Pero en ocasiones dedica solo 20 a sus abdominales. Es amante del deporte porque lo hace sentir feliz y tranquilo.
Para Maluma lo mejor de ser famoso a los 20 años es darle felicidad a su familia. “Todo lo que hago es por ellos. Trabajo por mi familia. Lo mejor es cuando se sienten orgullosos de mí. Pero lo difícil de todo esto es el cansancio físico y la falta de sueño”.
Las fanáticas atrevidas también son un asunto serio de la fama. A Maluma le da mal genio que la gente le falte al respeto. “La gente cree que porque uno es artista no es humano”.
“Hace poquito estuve en Cartagena, me bajé de una tarima y una pelada me cogió la nalga. No le dije nada y me la volvió a coger. Entonces le dije: ‘Vos creés que soy un muñeco. Respete mi amor o le gustaría que cualquier hombre en la calle le cogiera el culo. Mi amor hay que respetar, yo soy un ser humano cualquiera”. Maluma, el ídolo del momento, es de carne y hueso.